Redactor: Amairany Ramírez
Las intensas y continuas precipitaciones registradas durante el mes de marzo han provocado un notable repunte en los niveles de agua almacenada en los embalses de España, que alcanzan actualmente un 71% de su capacidad total. Se trata del valor más alto de la última década, de acuerdo con los datos proporcionados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Esta recuperación representa un alivio significativo para los sectores agrícola y medioambiental, duramente golpeados en los últimos años por la escasez de lluvias.
Uno de los puntos más beneficiados ha sido Cataluña, comunidad que el pasado 5 de abril anunció oficialmente el fin de la sequía que la afectaba desde hacía cuatro años. Las reservas de las cuencas internas superaron el 63% de su capacidad, lo que permitió a la Generalitat pasar del estado de alerta al de prealerta en el sistema Ter Llobregat, el mayor de la región, que abastece a seis millones de personas en 202 municipios del área metropolitana de Barcelona y Girona.
Pese a la mejora, diversas organizaciones sociales han hecho un llamado a la cautela. Desde la plataforma Aigua és Vida, su portavoz Dante Maschio insistió en la necesidad de revisar el Plan especial de actuación en situación de alerta y eventual sequía (PES), vigente desde 2020, y de adoptar medidas más ambiciosas para garantizar un uso sostenible del recurso.
El portavoz también destacó la importancia de aprovechar mejor el agua de lluvia y las aguas subterráneas, promoviendo su reutilización para tareas como el riego, la limpieza o incluso el abastecimiento industrial y doméstico. A su juicio, es esencial preparar ya la gestión de la próxima sequía, adecuando el uso del agua a las perspectivas de disminución de recursos provocadas por el cambio climático.
Por su parte, la Generalitat ha decidido mantener operativas al 90% las plantas desalinizadoras, a pesar del elevado coste energético que implica. El objetivo, según las autoridades, es reforzar la recarga de acuíferos y asegurar reservas estratégicas.
Aunque el panorama ha mejorado notablemente, tanto expertos como autoridades coinciden en la necesidad de no caer en la complacencia. El agua sigue siendo un recurso limitado y vulnerable, cuya gestión eficiente y sostenible debe convertirse en una prioridad ante la creciente incertidumbre climática.
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