Redacción: Inés Arroyo
Un estudio reciente realizado por científicos del Imperial College de Londres y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical revela que la ola de calor que afectó a Europa a finales de junio y principios de julio de 2025 causó más de 2,000 muertes relacionadas directamente con el calentamiento global provocado por la actividad humana.
Ciudades como Milán, Londres, París, Barcelona y Roma registraron temperaturas récord durante junio, lo que saturó hospitales y provocó cierres de escuelas. Milán fue la más afectada, con 317 fallecimientos vinculados al calor extremo, seguida por Londres con 273 muertes, de las cuales 171 se atribuyen al cambio climático.
El 88% de las víctimas fueron personas mayores de 65 años, un grupo especialmente vulnerable. Muchas muertes ocurrieron en hogares y hospitales, donde suelen pasar desapercibidas, lo que dificulta medir el alcance real del fenómeno.
Las olas de calor son consideradas “asesinos silenciosos” porque no dejan daños visibles como incendios o tormentas, y por eso su impacto suele subestimarse.
El programa europeo Copernicus confirmó que junio 2025 fue uno de los meses más calurosos registrados, con temperaturas récord también en la superficie del mar Mediterráneo. Este calor extremo no solo afecta la salud, sino también la agricultura, la pesca y los recursos hídricos.
Además, las olas de calor serán cada vez más frecuentes y prolongadas, afectando ahora incluso a ciudades del norte y centro de Europa, que no están preparadas para estas temperaturas.
Este fenómeno ha causado más muertes que recientes desastres naturales en la región, como inundaciones, y deja claro que es urgente reducir las emisiones de gases contaminantes y fortalecer las medidas de protección para los grupos más vulnerables.
Frente a esta realidad, ¿estamos realmente preparados para enfrentar las olas de calor que el cambio climático traerá en el futuro?
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