Redacción: Ximena Zarahi Moreno Luna

El derretimiento del hielo marino y la disminución del krill han reducido drásticamente las poblaciones de focas Weddell y de piel antártica.
En la Antártida, las focas están desapareciendo. Desde 1977, las focas Weddell han perdido un 54 % de su población, mientras que las focas de piel antártica han disminuido un 47 % Estas especies dependen del hielo marino para descansar, reproducirse y alimentarse. Pero ese hielo se está desintegrando rápidamente debido al calentamiento global.
La pérdida de hielo marino no solo reduce su hábitat, sino que también altera la cadena alimentaria. La disminución del krill, su principal fuente de alimento, está empujando a estas focas al borde de la extinción. Además, la falta de hielo las expone a depredadores como las focas leopardo, que han aumentado su presencia en la región
Estas focas son mucho más que animales adorables; son guardianes del ecosistema antártico. Su desaparición tendría consecuencias en cascada: depredadores como las focas leopardo podrían alterar aún más el equilibrio, y otras especies marinas que dependen de un ecosistema sano también sufrirían. La rapidez del derretimiento del hielo hace que estas especies no tengan tiempo suficiente para adaptarse, y cada año que pasa, la amenaza de extinción se hace más real.
Protegerlas exige acción inmediata: reducir emisiones, preservar hábitats críticos y regular la pesca del krill son pasos esenciales. Las focas son un reflejo de nuestra indiferencia o conciencia. Si seguimos ignorando su situación, el futuro de estas especies icónicas y de todo el ecosistema antártico pende de un hilo. Cada cubo de hielo que se derrite es una alarma que no podemos dejar de escuchar
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