Redacción: Inés Arroyo
El cambio climático representa una amenaza sería para la seguridad alimentaria mundial. Los fenómenos climáticos extremos, como sequías y temperaturas elevadas, afectan la producción agrícola, causando la destrucción de cultivos y la escasez de recursos como el agua. Ante esta situación, investigadores y empresas agrícolas están apostando por el fitomejoramiento, una técnica que modifica genéticamente las plantas para hacerlas más resistentes y adaptables a las nuevas condiciones ambientales.
El fitomejoramiento ha dado lugar a variedades de frutas y verduras que podrían desempeñar un papel clave en la agricultura del futuro, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático.
Uno de los avances más notables es la cereza *Cherry Cupid*, que ha sido diseñada para resistir el calor. Esta variedad requiere solo un tercio de las horas de frío necesarias para producir frutos en comparación con las variedades tradicionales, lo que le permite sobrevivir en climas más cálidos y evitar la pérdida de cosecha.
En el caso de la coliflor, se ha desarrollado la variedad *Destinica*, que no se quema al sol, solucionando el problema que enfrentan los agricultores al cubrir manualmente las cabezas de coliflor expuestas a la radiación solar. Esto simplifica el trabajo y mejora la calidad del cultivo.
Los melones *Supermelon* y *Flavorific* también han sido mejorados genéticamente para tener raíces más profundas, lo que les permite extraer más agua del suelo. Esta característica los hace menos dependientes del riego, una ventaja fundamental ante la creciente escasez de agua.
Las zanahorias, por su parte, están siendo mejoradas para resistir suelos salinos, lo que les permitiría germinar y crecer incluso en condiciones de sequía prolongada. Investigaciones similares en las papas buscan variedades más tolerantes al calor y capaces de resistir las inundaciones, condiciones que se están volviendo más frecuentes debido al cambio climático.
Finalmente, la palta *Luna UCR* es una nueva variedad que requiere menos agua que la tradicional *Hass*, lo que podría aliviar la presión sobre los recursos hídricos y mejorar la sostenibilidad en el cultivo de este popular fruto.
Estos avances científicos ofrecen soluciones prácticas ante los desafíos que presenta el cambio climático y podrían garantizar una producción alimentaria más segura y sostenible en el futuro.
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