Iniciativa pública y Medio ambiente

Gestión comunitaria del agua: historias de resistencia en medio de la sequía 

Redacción:  Hena M. Andrés Cuevas  

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La escasez de agua se ha convertido en uno de los problemas más importantes de México, especialmente en el norte del país, donde la sequía es más frecuente y las reservas naturales son limitadas. Estados como Nuevo León, Chihuahua, Coahuila y Baja California enfrentan graves desafíos para garantizar el suministro, mientras que en zonas rurales y periurbanas del país la situación exige soluciones que vayan más allá de los programas gubernamentales. Frente a esto, las comunidades han tomado la iniciativa y han creado comités locales que gestionan el agua de manera organizada y participativa. 

Estos comités comunitarios se encargan de supervisar pozos, mantener tuberías, distribuir el agua entre las familias y promover prácticas de ahorro. Además, fomentan la participación de los vecinos, quienes aprenden a cuidar el recurso, detectar fugas, limpiar manantiales y organizarse para resolver problemas de suministro. En muchos lugares, la gestión comunitaria ha permitido que el agua llegue de manera más eficiente a quienes más la necesitan, incluso en medio de sequías prolongadas. 

Entre los logros de estas iniciativas se encuentra la capacidad de resolver problemas inmediatos sin esperar apoyo externo, la educación ambiental local y la consolidación de la colaboración entre vecinos. Gracias a esta organización, se ha logrado implementar sistemas de captación de agua de lluvia, mejorar la infraestructura de almacenamiento y promover hábitos responsables que reducen el desperdicio. Las comunidades también han podido combinar conocimientos tradicionales con estrategias modernas, logrando soluciones adaptadas a cada región. 

A pesar de los avances, todavía hay áreas de mejora. Muchos comités no tienen reconocimiento legal formal, lo que limita su acceso a recursos, financiamiento y apoyo institucional. La falta de capacitación constante y la infraestructura insuficiente son otros retos que dificultan la gestión óptima del agua. Además, la coordinación con autoridades locales no siempre es clara, lo que puede generar conflictos o retrasos en la atención de problemas críticos. 

Los lugares que enfrentan mayores problemas con el agua suelen ser los estados del norte, donde la sequía y la sobreexplotación de acuíferos son frecuentes. Sin embargo, en el sur también existen desafíos, aunque de distinto tipo: la contaminación de ríos y manantiales pone en riesgo la disponibilidad de agua potable, lo que obliga a las comunidades a implementar proyectos de protección de nacimientos y limpieza de cuerpos de agua. En las zonas urbanas, la presión de la población sobre la infraestructura y el consumo elevado requiere que los comités también trabajen en campañas de concientización y ahorro. 

La experiencia de estas comunidades muestra que la participación local es clave para enfrentar la escasez de agua. Cuando los vecinos se organizan, no solo aseguran un suministro más justo y eficiente, sino que también fortalecen los lazos sociales y generan conciencia sobre la importancia de cuidar este recurso. La gestión comunitaria del agua es un ejemplo de cómo, con colaboración, compromiso y adaptando las soluciones a cada región, es posible superar retos hídricos y construir un futuro más sostenible para todos. 

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