El Gobierno mexicano ha decidido dar marcha atrás en su prohibición de importar y fabricar glifosato a partir del 1 de abril, según un comunicado conjunto emitido por las Secretarías de Economía y Agricultura, junto con la Cofepris y otras dependencias. Esta decisión se produce luego de advertencias de organizaciones campesinas y fabricantes de agroquímicos sobre los riesgos que esta restricción implicaba para la producción agrícola del país.
En el comunicado, las autoridades coincidieron en que no se ha encontrado un herbicida que pueda sustituir eficazmente al glifosato, y que es necesario salvaguardar la seguridad agroalimentaria de México. Se había condicionado la prohibición a la existencia de alternativas agroecológicas y saludables para reemplazar completamente el glifosato, pero hasta la fecha no se han encontrado opciones viables.
Según las organizaciones agrícolas, la prohibición del glifosato habría aumentado los costos de producción y fomentado aún más las importaciones de granos, lo que contravendría el objetivo de impulsar la autosuficiencia alimentaria. El glifosato es ampliamente utilizado debido a su bajo costo y alta eficacia, siendo el herbicida más popular en el mundo.
Eraclio Rodríguez, coordinador del Frente para el Rescate del Campo Mexicano, destacó que el costo de aplicar glifosato es considerablemente menor que otras alternativas, como la labranza manual. La falta de alternativas efectivas ha llevado al Gobierno a seguir permitiendo el uso del glifosato, aunque en cantidades reducidas con respecto a años anteriores.
Aunque en marzo del año pasado se mencionaban 12 alternativas al glifosato, según la Cofepris y la Secretaría de Agricultura, ninguna ha resultado ser una solución viable. La cantidad máxima de glifosato autorizada para importación este año es significativamente menor que en años anteriores, reflejando un reconocimiento implícito por parte del Gobierno de la falta de alternativas efectivas al herbicida.
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) respaldó la decisión del Gobierno de revertir la prohibición, destacando la falta de un herbicida tan eficaz y económico como el glifosato. La decisión final del Gobierno ha generado debate sobre la necesidad de encontrar soluciones sostenibles para el control de malezas que no comprometan la seguridad alimentaria ni el medio ambiente.
El tema del glifosato continuará siendo objeto de atención y debate en el ámbito político y agrícola en México, mientras se busca un equilibrio entre la necesidad de controlar malezas y la protección del medio ambiente y la salud humana.
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