Greenpeace, la organización medioambiental, ha alertado sobre las consecuencias devastadoras del cambio climático en España, tras sobrevolar la Península Ibérica y documentar el efecto en el paisaje y los ecosistemas. La fotografía aérea, realizada por Pedro Armestre, captura un panorama alarmante: temperaturas extremas, escasez de agua con embalses al 42% de su capacidad, y un preocupante 75% del suelo en riesgo de desertificación.
La evidencia científica respalda la preocupación de Greenpeace, señalando una creciente expansión de zonas áridas en España y un retroceso de las áreas templadas y frías. Esta transformación del paisaje no solo afecta la belleza natural del país, sino también su biodiversidad, sus ecosistemas y su economía.
Greenpeace ha propuesto soluciones inmediatas:
- Transición Ecológica: Un plan que garantice el derecho al agua, fomentando la gestión pública eficiente de los recursos hídricos, con tecnologías más eficientes y medidas de ahorro.
- Gestión Forestal: Es necesario mejorar la prevención de incendios, lo que incluye una gestión forestal más eficaz, reduciendo la densidad de vegetación y matorrales. Greenpeace pide un fondo de 1.000 millones de euros para la prevención de incendios y una coordinación entre las Comunidades Autónomas.
- Agricultura Sostenible: Con sequías futuras proyectadas para ser diez veces peores que las actuales, Greenpeace aboga por una transición hacia prácticas agrícolas sostenibles, diversificadas y con bajo consumo de agua. La organización establece objetivos concretos: que el 30% de la superficie agrícola adopte prácticas ecológicas para 2030, y un 100% para 2050.
El cambio climático también amenaza la biodiversidad española. Greenpeace destaca la situación en Doñana, donde ya se observan los impactos del cambio climático. A nivel global, la humanidad está presenciando la sexta extinción masiva de especies, con un millón de ellas en riesgo en las próximas décadas. Greenpeace insta a proteger al menos el 30% de tierra y océanos para 2030.
La organización también critica la agricultura industrial, que califica de «destructiva» debido a su alto consumo de agua y uso de productos químicos. Estos productos, además de emitir gases de efecto invernadero, contaminan acuíferos, suelos, alimentos y reducen la biodiversidad. Greenpeace sugiere la adopción de prácticas agroecológicas como solución.
Otros problemas subrayados incluyen el turismo masivo, que ha llevado a la destrucción de ecosistemas costeros; la acumulación de plásticos, con España reciclando menos del 30% de su plástico; y la contaminación industrial, con empresas que dañan el medio ambiente sin enfrentar consecuencias legales.
Finalmente, Greenpeace pone en la mira a los combustibles fósiles, responsables de un 75% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. La organización insiste en la urgente necesidad de dejar atrás estos combustibles.
Con este análisis, Greenpeace busca sensibilizar sobre la situación crítica del medio ambiente en España y empujar hacia soluciones sostenibles y efectivas.
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