Redacción Marlone Serrano
El turismo en México atraviesa una transformación silenciosa pero poderosa: dejar de depender de energías fósiles para abrazar la energía solar como nuevo motor de desarrollo. Más allá de una tendencia, esta evolución representa una respuesta estratégica frente al cambio climático y una apuesta sólida por un modelo económico más competitivo y sustentable.
De acuerdo con un informe de Booking 2024, 9 de cada 10 viajeros mexicanos ya planean sus viajes de forma más sostenible. Esta demanda creciente está impulsando a la industria hotelera a adoptar tecnologías limpias, entre ellas la energía solar fotovoltaica, como parte de una visión integral para reducir emisiones, ahorrar costos y ofrecer experiencias responsables.
“El que no adopte energías limpias corre el riesgo de quedarse fuera del mercado”, advierte José María Galdón, director general de Greening México, al subrayar que la transición energética ya no es una opción sino una obligación para quienes buscan permanecer relevantes.
Sol radiante, solución eficiente
México, con una de las mejores radiaciones solares del mundo, tiene una ventaja estratégica para la implementación de energía solar. Para los hoteles, esta fuente renovable no solo implica un ahorro en electricidad —que puede representar hasta el 20% de los costos operativos, según la CONUEE—, sino también una mejora en la resiliencia energética.
Gracias a tecnologías como los sistemas BESS (Battery Energy Storage Systems), los hoteles pueden almacenar energía durante el día y utilizarla en horarios de mayor demanda o en caso de apagones. Además, con sistemas digitalizados de monitoreo, es posible controlar el consumo en tiempo real, alineándose con nuevas prácticas de hotelería inteligente.
Más que ahorro: reputación y acceso a financiamiento
Adoptar energía solar también abre la puerta a certificaciones ambientales como Green Key y Blue Flag, distintivos que posicionan a México como referente en América Latina en turismo sustentable. Estos reconocimientos elevan la reputación del hotel y aumentan el valor de la propiedad, lo que a su vez mejora su acceso a crédito y financiamiento verde.
“El impacto es integral: mejoras operativas, beneficios ambientales, atracción de un nuevo perfil de cliente y fortalecimiento de la marca”, explica Galdón, al resaltar que también se abren nuevas oportunidades de negocio, como alianzas con agencias de turismo consciente o programas de fidelización sostenibles.
El turismo como política de Estado
La integración de energía solar en la industria hotelera no solo responde a los objetivos climáticos de la COP 25 —que plantean reducir las emisiones del sector hasta en un 90% para 2050—, también alinea al turismo con un proyecto de nación sustentable.
Los beneficios son claros: ahorro energético, reducción de emisiones, independencia de la red eléctrica, incentivos fiscales, mejor percepción del cliente y una sólida contribución a las metas ESG.
En un país que busca posicionarse como potencia turística verde, la energía solar en los hoteles no es solo una solución técnica, sino una decisión política, económica y ambiental que puede redefinir el rumbo del turismo en México.
“No se trata solo de reducir gastos, se trata de construir un modelo de negocio más competitivo, resiliente y alineado con las demandas del nuevo turismo”, concluye Galdón.