Redacción Marlone Serrano
Con apenas mil habitantes, este pequeño municipio andaluz se ha convertido en el epicentro de una gran historia energética: fue el primer punto crítico del apagón que dejó sin electricidad a gran parte de España y Portugal el pasado 28 de abril. Aunque no fue la causa del colapso, sí fue la primera ficha del dominó que cayó en una cadena de eventos eléctricos de gran escala.
La subestación de Huéneja, operada por Red Eléctrica y especializada en canalizar la creciente producción renovable de la región, fue la primera instalación en desconectarse. A ella están conectadas centrales eólicas, fotovoltaicas y termosolares que suman 668 MW de potencia instalada: 376 MW eólicos, 142 MW fotovoltaicos y 150 MW termosolares. Toda esa energía salió del sistema en un instante, tras detectarse una sobretensión más allá de los límites permitidos.
Aunque fue el origen temporal del apagón, Huéneja no fue su causa técnica. “Que fuera el inicio no significa que fuera la responsable”, aclaró el experto Fernando Rodríguez. El sistema eléctrico está diseñado para resistir eventos de esta magnitud. Lo que siguió fue una reacción en cadena con nuevas desconexiones en Badajoz y Sevilla, que llevaron a una pérdida total de 2,2 gigavatios en apenas 20 segundos. A las 12:33 del mediodía, la península ibérica quedó aislada de la red europea, convertida en una “isla eléctrica”, según el profesor Luis Badesa.
Una semana después del suceso, el Gobierno autorizó la ampliación de la subestación de Huéneja, con una inversión de 7,5 millones de euros publicada en el BOE el 21 de mayo. El objetivo: fortalecer su capacidad y garantizar un suministro eléctrico más robusto para alimentar la red ferroviaria.
Mientras tanto, la presidenta de Redeia (matriz de Red Eléctrica), Beatriz Corredor, descartó que el mix energético o la falta de inercia por las renovables hayan sido los responsables del apagón. En entrevista con La Vanguardia, apuntó en otra dirección: “No hubo fallo en la red de transporte. La operación fue correcta. El problema vino de algunos generadores convencionales que no cumplían los parámetros de control de tensión establecidos por la normativa”.
El caso Huéneja pone sobre la mesa el desafío de integrar grandes volúmenes de renovables en un sistema eléctrico que todavía depende de la respuesta y regulación precisa de las fuentes convencionales. Un incidente que, aunque ya superado, deja lecciones para una transición energética que aún afina su sincronía.