Redacción: Arturo Cruz
Iberdrola ha anunciado la venta del 100 % de su filial en México a la empresa española Cox, en una operación valorada en aproximadamente 3 643 millones de euros (unos 4 170 millones de dólares), incluyendo deuda y capital de accionistas minoritarios.
La transacción incluye 15 plantas generadoras, con una capacidad instalada total de 2 600 MW (1 368 MW en centrales de ciclo combinado y cogeneración y 1 232 MW en energías eólica y solar). También contempla la cartera comercial y proyectos en desarrollo, que podrían generar pagos adicionales conforme se completen.
¿Por qué toma esta decisión Iberdrola?
La empresa ha señalado que esta venta obedece a su estrategia de concentrar inversiones en redes eléctricas en mercados con marcos regulatorios más estables y predecibles, como Estados Unidos y Reino Unido, donde recientemente anunció una ampliación de capital por cinco mil millones de euros.
Iberdrola ha enfrentado presiones por falta de certeza jurídica y fiscal en México, un entorno que ha generado tensiones políticas y sanciones regulatorias en años recientes. Esto llevó a vender el 55 % de sus activos mexicanos en 2024, considerada una “nueva nacionalización” del sector eléctrico.
En contraste, Cox considera a México un mercado estratégico, proyectando inversiones por más de 10 700 millones de dólares entre 2025 y 2030, y planea integrar a más de 800 empleados de Iberdrola México.
Cox, empresa especializada en energías renovables y gestión del agua, duplicará ingresos estimados y triplicará su EBITDA tras la adquisición. La operación se financia con 75 % deuda y 25 % capital, y ya cuenta con aprobación de accionistas que representan 84 % de su capital.
Para Iberdrola, esta venta representa el cierre definitivo de su presencia en México tras 26 años, liberando recursos para su ambicioso plan de inversión en redes eléctricas globales.
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