Redactor: Cristal Jiménez
La construcción del Tren Maya, una de las obras más ambiciosas del gobierno mexicano, ha generado diversos impactos ambientales en la Península de Yucatán, particularmente en las zonas cercanas a los tramos 1 al 7. Este megaproyecto ferroviario, construido para mejorar la conectividad y el desarrollo en el sureste del país, ha provocado preocupación entre ambientalistas y comunidades locales debido a sus efectos sobre la biodiversidad y los ecosistemas de la región.
En la reunión del lunes de titulares de la Semarnat y medios de comunicación, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Alicia Bárcena, reconoció que se requiere de una restauración integral en toda la zona por donde pasa el Tren Maya, subrayando la importancia de que el plan de reforestación sea liderado por las comunidades locales, así evitando la participación de grandes compañías involucradas en la obra. Ya que según palabras de Bárcena: “Son empresas que vienen, plantan un árbol y se les muere al día siguiente”.
Asimismo, la subsecretaria de Biodiversidad y Restauración Ambiental, Marina Robles, explicó algunas de las acciones que se prevén, entre estas acciones están:
- La eliminación de mallas metálicas colocadas por la empresa, ya que impide el paso de fauna.
- Prohibición de edificaciones de caminos secundarios en la selva, los cuales se han desarrollado con el objetivo de impulsar el turismo.
- Cuidado de cavernas y cenotes.
Entre unos de los puntos que toco la subsecretaria fue que las acciones de restauración se llevarán a cabo en varios sentidos y que los encargados de realizar la obra serán los responsables de pagar el daño: “lo tiene que pagar quien hizo la obra”, aunque no menciono alguna empresa en específico.
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