Redacción Mauricio Magaña ANCOP
El objetivo de los bioplásticos es sustituir a los plásticos convencionales y evitar que la contaminación que producen sea insostenible. Con el uso de bioplásticos, los restos de envases y envoltorios que acaban en los océanos del mundo se pueden degradarse de forma natural por el contacto con el agua y los agentes climáticos, autodestruyéndose y emitiendo moléculas orgánicas que no tienen efectos nocivos para el medio ambiente. A pesar de sus beneficios, su uso en la actualidad todavía está lejos de ganar una cuota de mercado significativa.
Es de suma importancia tener conocimiento sobre saber de qué están hechos los empacados de los productos comunes, ya que, de esta forma, se pueden tener más elementos para saber qué hacer con los desechos que normalmente se tienen en casa o en el trabajo.
Ya se ha hablado de la clasificación estandarizada de los plásticos, pero también existen otros tipos de plásticos.
Uno de ellos, los bioplásticos, son muy interesantes porque se producen a partir de recursos completamente naturales o biológicos y son renovables, lo que los convierte en artículos verdaderamente ecológicos. Por ejemplo, almidones para ácido poliláctico (PLA) y polihidroxialcanoatos (PHA).
El PLA, derivado de plantas como el maíz, la soya o la papa, puede sintetizarse para adoptar la apariencia de los plásticos tradicionales cuando se enfría, aunque no tienen nada en común con los plásticos tradicionales a nivel molecular. De esta forma, en lugar de destilar petróleo para hacer plástico, se cosechan diferentes plantas y, a través de procesos químicos en el laboratorio, se producen materias primas útiles para fabricar bioplásticos.
De hecho, para que puedan ayudar al medio ambiente aún más con estos materiales, no existen preocupaciones ambientales con el uso de bioplásticos ya que se degradan rápidamente en la naturaleza, lo que significa que no se acumulan como basura.
Por sí solos, tienen propiedades fisicoquímicas similares a las de los poliésteres sintéticos (sus propiedades van desde plásticos rígidos y quebradizos hasta propiedades similares a la goma) y son biodegradables. Se venden como tenedores de plástico y películas para envolver porque
son resistentes al calor, la grasa y el aceite y se pueden encontrar bajo los nombres Biopol® (Monsanto) o Nodax® (Procter & Gamble).
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