Redacción: Raquel García
Los incendios forestales en México han mostrado un comportamiento preocupante en 2025, con números récord que alertan sobre un posible cambio en los patrones climáticos. Tradicionalmente, la temporada de incendios más intensa ocurre entre marzo y junio; sin embargo, recientes reportes y la ocurrencia de incendios relevantes en meses fríos sugieren un desplazamiento o extensión de dicha temporada, fenómeno que expertos consideran podría ser indicativo de un nuevo patrón climático. La Comisión Nacional Forestal (Conafor) reporta que en lo que va del año se han registrado más de 2,000 incendios forestales que han afectado cerca de 132,000 hectáreas en todo el país, con estados del norte y noroeste como Chihuahua, Durango y Sonora entre los más afectados.
Este cambio en la temporalidad de los incendios está vinculado a la crisis climática que produce condiciones más extremas y extendidas de sequía, altas temperaturas y vientos secos, que aumentan la vulnerabilidad de la vegetación durante prácticamente todo el año. En algunas regiones, las quemas y fogatas mal controladas, junto con actividades agrícolas y tala ilegal, representan la mayoría de las causas humanas, que junto con las condiciones naturales extremas potencian el peligro de incendios fuera de temporada. Esto pone a la población y a los ecosistemas en un estado de alerta prolongado que dificulta la prevención y el combate efectivo del fuego.
Las implicaciones de estos incendios fuera del patrón tradicional son múltiples. Desde una perspectiva ecológica, afectan la biodiversidad y la capacidad de recuperación de los bosques, muchos de los cuales no están adaptados para soportar incendios en diciembre o en temporadas prolongadas. Además, la calidad del aire en varias zonas urbanas y rurales sufre deterioros significativos, afectando la salud pública. Para las autoridades, esta extensión de la temporada conlleva un desafío logístico y presupuestal al requerir vigilancia y preparación constante durante más meses, complicando las estrategias actuales de manejo del fuego y mitigación del daño.
Frente a esta realidad, las organizaciones ambientalistas insisten en actualizar los programas de manejo forestal y las políticas de prevención, incluyendo la promoción de tecnologías de monitoreo satelital en tiempo real y campañas educativas para minimizar las causas humanas. La Conafor y otras dependencias trabajan en mejorar la coordinación interinstitucional y el fortalecimiento de brigadas para atender incendios en cualquier época del año, en un esfuerzo para adaptarse a esta nueva realidad climática.
La crisis climática exige respuestas integrales para proteger los ecosistemas, la salud humana y los medios de vida frente a un fuego que ya no se limita a una temporada tradicional.
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