Redacción Marlone Serrano
En cuestión de horas, el centro de Texas pasó de la sequía extrema a una tragedia provocada por lluvias torrenciales que desbordaron ríos y causaron inundaciones repentinas y letales. Más de 30 centímetros de lluvia cayeron en la región montañosa conocida como Hill Country, afectando especialmente al condado de Kerr, donde los servicios de emergencia reportaron múltiples muertes y decenas de rescates.
El fenómeno fue producto de una combinación letal: los remanentes de la tormenta tropical Barry, una corriente en chorro ausente —que normalmente dispersaría la humedad— y el suelo seco e impermeable tras semanas de sequía. El resultado: un torrente imparable de agua que arrasó caminos, campamentos y hogares.
“Una lluvia tan intensa sobre suelo seco actúa como si cayera sobre concreto: no hay absorción, solo escorrentía”, explicó Brett Anderson, meteorólogo sénior de AccuWeather. Las condiciones nocturnas agravaron el riesgo, pues muchas personas fueron sorprendidas mientras dormían.
Según cálculos del ex científico jefe de la NOAA, Ryan Maue, la tormenta dejó más de 450 mil millones de litros de agua sobre el condado de Kerr. A esta emergencia se suman otras inundaciones en semanas recientes en San Antonio y Virginia Occidental, donde el patrón climático ha sido el mismo: lluvias extremadamente intensas en periodos cortos.
Especialistas advierten que, aunque es difícil vincular eventos meteorológicos específicos al cambio climático inmediatamente después de ocurridos, sí es posible afirmar que una atmósfera más cálida —como la que estamos experimentando— contiene más humedad y por tanto, incrementa el potencial destructivo de cada tormenta.
“La crisis climática no solo está alterando la frecuencia de las lluvias, sino su intensidad. Ya no llueve igual: ahora cae con más furia, en menos tiempo y con consecuencias devastadoras”, sostuvo Shel Winkley, meteorólogo de Climate Central.
Mientras Texas contabiliza los daños, la comunidad científica insiste en que esta es solo una muestra de lo que vendrá si no se reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. En un planeta más caliente, las sequías pueden volverse el preludio de inundaciones letales.
¿Te gustó nuestra nota? ¡Contáctanos y deja tu comentario! AQUÍ
Conoce nuestra red ANCOP Network AQUÍ