Redacción: Litzury Gamboa
El cambio climático está intensificando fenómenos extremos como sequías e inundaciones, una tendencia que está siendo observada por expertos globales, especialmente el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Las inundaciones están alcanzando niveles cada vez más destructivos debido a la combinación de la crisis climática y la deforestación, lo que agrava la vulnerabilidad de las zonas urbanas.
Una inundación se produce cuando el agua se acumula en áreas no deseadas, especialmente dentro de las ciudades. Esto puede ocurrir por la incapacidad del suelo de absorber el agua debido a su impermeabilización o cuando el sistema de drenaje es insuficiente. Las inundaciones no solo son causadas por lluvias intensas, sino también por la crecida de los ríos y el desbordamiento de los cauces principales.
Entre las causas principales de las inundaciones urbanas, destaca el tipo de pavimento, la acumulación de basura en las alcantarillas y los fallos en el diseño de drenaje. Además, la ocupación irregular del suelo y la impermeabilización de grandes áreas con materiales como hormigón y asfalto impiden que el agua se infiltre correctamente en el suelo, lo que incrementa el riesgo de inundaciones repentinas.
El sellado del suelo y la expansión urbana en zonas no aptas para la edificación, como márgenes de ríos o áreas con ecosistemas frágiles, son factores que agravan la situación. La falta de planificación adecuada y la ocupación desmedida de estos espacios aumenta considerablemente la probabilidad de inundaciones, haciendo que las ciudades sean más propensas a los efectos destructivos del cambio climático.
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