Redacción: Guicel Garrido
Estudios recientes indican que los niveles de mercurio en el atún del Pacífico se han mantenido estables desde 2001. Esto contrasta con el aumento de la contaminación oceánica y las preocupaciones anteriores sobre el consumo de atún, especialmente para mujeres embarazadas y niños pequeños, debido a los altos niveles de esta sustancia.
El mercurio es un contaminante que se encuentra presente en el agua de mar y se bioacumula en la cadena alimentaria marina. Los peces más grandes, como el atún, tienen mayores niveles de mercurio debido a que consumen peces más pequeños que también contienen este metal pesado.
Este contaminante puede producir efectos nocivos en los seres humanos, especialmente en el desarrollo del sistema nervioso central. Durante las primeras etapas de la vida, la exposición a este metal puede ocasionar problemas cognitivos, neuromotores y de atención. Además, puede afectar el funcionamiento de órganos vitales como el hígado y los riñones.
GNN informa que diversos investigadores han desarrollado un envase activo que reduce significativamente los niveles de mercurio en el atún. Esta innovación utiliza una solución rica en cisteína para disminuir la presencia de mercurio en un 35%, lo que podría mitigar las preocupaciones sobre la seguridad de este alimento popular y potencialmente conducir a una reducción de las restricciones alimentarias relacionadas con el mercurio.
La cisteína es un aminoácido que tiene la capacidad de extraer el mercurio y prevenir que se una a los tejidos humanos. Este proceso no solo reduce la cantidad de mercurio en el pescado, sino que también podría disminuir los riesgos asociados con su consumo. Este tipo de tecnología, junto con otras innovaciones en envases activos, busca prolongar la vida útil de los alimentos y mejorar su calidad nutricional.