Redactor: Antonio Pulido
En la provincia belga de Limburgo, uno de los huertos del corazón productor de peras del país destaca por su inusual estructura: un conjunto de 12 cúpulas transparentes, encaramadas en lo alto de una pared de espejos sobre el parque natural circundante.
Dentro de las cúpulas, los investigadores cultivan peras en un entorno controlado que simula cómo afectará el cambio climático a la región en 2040. Su objetivo es ver qué tiene reservado el calentamiento global para los productores de fruta de Europa.
“Esperamos más olas de calor y menos precipitaciones, por lo que también habrá más sequías e inundaciones. Y, en general, temperaturas ligeramente más altas”, dijo Francois Rineau, profesor asociado de la Universidad de Hasselt, sobre el clima simulado dentro de las cúpulas.
Los primeros resultados de la primera cosecha de los científicos en 2023 sugieren que las peras belgas podrían librarse de algunos de los peores impactos del cambio climático, que los científicos esperan que reduzcan el rendimiento de algunos cultivos y aumente los costos de riego de los productores para combatir la sequía.
La variabilidad de un año a otro significa que un solo año no puede capturar fenómenos meteorológicos extremos intermitentes y otros cambios en el clima que pueden causar estragos en los cultivos. El experimento de tres años cubrirá tres cosechas.
La cosecha de 2024 de peras de la era 2040 se está estudiando en el Centro de Tecnología Poscosecha de Flandes (VCBT), para verificar el tamaño, la firmeza y el contenido de azúcar de las frutas, y compararlos con las peras cultivadas en domos que simulan el clima actual.
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