Redacción: MaJo Gutiérrez
El huracán Melissa tocó tierra en Jamaica como un coloso de categoría 5, el más intenso desde 1851, dejando un panorama de devastación: carreteras convertidas en ríos, más de 530,000 personas sin electricidad y siete muertes reportadas en el Caribe.

El huracán Melissa, calificado como “una de las peores experiencias” que ha enfrentado Jamaica y el más intenso en golpear directamente la isla desde 1851, tocó tierra como una tormenta de categoría 5 con vientos sostenidos de 298 km/h. La fuerza colosal del fenómeno ha transformado carreteras en “ríos caudalosos”, derribado infraestructura y arrancado techos de edificios. El ministro de gobierno local, Desmond McKenzie, declaró que la parroquia de Santa Isabel, conocida como el “granero del país”, se encuentra “bajo el agua”, con al menos tres familias atrapadas en Black River a las que los servicios de emergencia tienen dificultades para acceder.
Ante el panorama de devastación, el primer ministro Andrew Holness declaró oficialmente a la nación caribeña “zona de desastre” debido a las inundaciones generalizadas, deslizamientos de tierra y daños severos a la infraestructura. Más de 530 mil personas quedaron sin electricidad y cerca de 15 mil se encuentran en refugios contra tormentas. McKenzie admitió que no hay infraestructura en la región que pueda soportar un huracán de categoría 5, señalando que el desafío inmediato es la velocidad de la recuperación. La tormenta ha causado estragos en el suroeste de la isla y se cree que ya ha provocado siete muertes en el Caribe, tres de ellas en Jamaica. Tras su paso devastador por Jamaica, donde se degradó a categoría 4 con vientos de 233 km/h, el huracán Melissa se dirige hacia Cuba. El presidente Miguel Díaz-Canel advirtió a la nación que esta tormenta podría ser “una de las más severas, o posiblemente la más fuerte” que haya azotado la isla, instando a los evacuados a no regresar a sus hogares. Más de 500 mil personas han sido evacuadas de la trayectoria de la tormenta, que impactaría la segunda ciudad más grande, Santiago de Cuba, antes de dirigirse a Bahamas y Bermudas.
Científicos climáticos han señalado la rápida intensificación de Melissa, cuyos vientos se duplicaron en solo un día, como un probable síntoma de la crisis climática. Leanne Archer, investigadora de la Universidad de Bristol, explicó que un “océano cálido” ha alimentado su fuerza colosal. El aumento del calor marino, la humedad y el movimiento lento de la tormenta se han visto agravados por el cambio climático, aumentando el riesgo de que huracanes menores se conviertan rápidamente en eventos potentes y catastróficos. El impacto de Melissa no sólo se mide en vientos y metros de marejada ciclónica (que se esperaba de hasta 4 metros en el sur de Jamaica), sino en la ansiedad y el miedo de los residentes. Emma Simms, una residente de Portmore que se mudó a Jamaica hace seis años, se preparó construyendo un refugio improvisado en un armario para sus hijos pequeños, afirmando que el huracán ya se sentía peor que el que devastó el país el verano pasado. Ante la inminente crisis humanitaria, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU anunció que enviará ayuda urgente incluyendo lámparas solares, mantas y tiendas de campaña a Jamaica tan pronto como la tormenta cruce la isla, anticipando que muchas personas se verán desplazadas de sus hogares.

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