La reciente escalada de conflictos en la Franja de Gaza no solo ha generado una devastadora crisis humanitaria, sino que también está desencadenando una crisis ambiental sin precedentes. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha emitido un informe alarmante que describe los graves impactos ambientales que el conflicto está teniendo en la región.
La guerra ha provocado la contaminación significativa del suelo y del agua en Gaza. La destrucción de infraestructuras clave, como las plantas de tratamiento de aguas residuales y los paneles solares, ha liberado metales pesados y sustancias químicas peligrosas en el medio ambiente. Estas sustancias no solo contaminan el suelo y el agua, sino que también representan un riesgo directo para la salud humana. Los residuos industriales, médicos y restos humanos sin tratar adecuadamente añaden una capa adicional de peligrosidad.
El conflicto ha generado aproximadamente 39 millones de toneladas de escombros, muchos de los cuales contienen materiales peligrosos como amianto y artefactos explosivos sin detonar. Este enorme volumen de desechos presenta un riesgo sustancial tanto para el medio ambiente como para la salud pública, dificultando aún más la ya complicada situación de recuperación en la región.
Impacto en la población
La crisis ambiental está exacerbando los problemas de salud y seguridad alimentaria en Gaza. Con las plantas de tratamiento de aguas residuales fuera de funcionamiento, las playas y ríos locales están contaminados con patógenos, microplásticos y químicos nocivos. Esto no solo afecta la disponibilidad de agua potable segura, sino que también impacta la agricultura local, esencial para la subsistencia de la población gazatí.
La destrucción de túneles y otras estructuras subterráneas por parte de las fuerzas israelíes también representa un peligro a largo plazo. Estos túneles, utilizados por la organización Hamás, pueden haber comprometido la estabilidad del suelo, presentando riesgos de colapso que pueden afectar tanto a las edificaciones como a las fuentes de agua subterráneas.
Respuesta internacional
El PNUMA ha tenido que recurrir a herramientas de monitoreo remoto y colaboraciones con entidades técnicas palestinas para evaluar la situación, dadas las restricciones de seguridad y acceso. Su informe preliminar se basa en imágenes satelitales y datos recopilados en el terreno por la ONU y otras organizaciones.
La comunidad internacional debe prestar atención a esta crisis ambiental que agrava la situación humanitaria en Gaza. Es esencial que se implementen medidas de recuperación ambiental junto con la ayuda humanitaria para garantizar una recuperación sostenible y proteger a la población de futuros riesgos de salud y seguridad.
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