Cambio climático

La importancia de fomentar la educación ambiental en las aulas para cambiar la mente de los estudiantes 

A través de proyectos de los alumnos y el reciclaje, las escuelas latinoamericanas tienen como propósito transmitir la importancia de la sostenibilidad hacia un futuro que tome en cuenta al medio ambiente en la vida cotidiana. 

Redacción: Regina De Quevedo 

La participación de los niños y jóvenes en proyectos estudiantiles para entender y mejorar la relación con el medio ambiente está presente en toda América Latina. “La educación ambiental ha estado creciendo en América Latina en las últimas décadas”, mencionó la investigadora Verónica Cáceres, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. “En una de las regiones más desiguales del planeta, si bien la educación ambiental ingresó en los años 90, desde el desarrollo de diversos congresos iberoamericanos y conferencias, hasta la participación de la UNESCO con la propuesta de Educación para el Desarrollo Sustentable, se ha ido incorporando la cuestión ambiental en los currículos”, destacó la docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento. 

Aunque, la educación ambiental no debe enfocarse solo en ámbitos educativos formales, sino que debe extenderse hasta lo informal, donde “son claves las organizaciones no gubernamentales con presencia en los territorios, con experiencias situadas de reducción de los desechos que se generan, de reúso y reciclaje con la separación de residuos”. Por lo tanto, el enseñar sobre la educación ambiental es fundamental para lograr un cambio en la mente de los chicos, al involucrarlos en proyectos y diversas actividades para crear pensamientos que les duren toda la vida. 

La profesora de Química y Física y licenciada en Ciencias del Ambiente, Jorgelina Gavotti, ha trabajado desde 2014 en proyectos interdisciplinarios en una escuela secundaria. Gavotti fue elegida en 2021 entre más de 1,000 científicas como una de las “25 Mujeres en la Ciencia de Latinoamérica” (Premio 3M Ciencia Aplicada a la Vida) debido a su labor en un proyecto educativo innovador, ECOFLOC, un purificador de agua que brinda “una alternativa sencilla y amigable con el medio ambiente para que la comunidad pueda purificar el agua”. 

Por lo que, sus alumnos crearon kits de purificación usando el polvo de tuna deshidratado como floculante-coagulante. “Queríamos hacerlo con la tuna (o nopal) porque es una planta nativa de toda América Latina. Con polvo, agua destilada y papel de filtro se logra agua libre de sedimentos luego de la floculación”, destacó. Esta solución podría convertirse en una herramienta para millones de hogares en el país que no cuenten con agua potable. 

“La educación ambiental ha evolucionado en su concepción y hoy hablamos de educación para el desarrollo sostenible. No se trata solo de conservar el ambiente como algo separado, sino de promover un ambiente sano que conviva con el desarrollo humano y económico, y que permita una vida digna. En ese sentido, la educación se vuelve una herramienta esencial para construir sociedad más justas, sostenibles y resilientes”, subrayó la especialista regional de Educación de la UNESCO. 

De acuerdo con datos de UNICEF, el 85% (28 de los 33 países) de la región han incorporado la educación ambiental, pero no hay información cierta sobre su implementación. En un 48% de los países no existe un marco legal o una política pública para aumentar esos temas en la educación superior. 

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