Redacción: Inés Arroyo
El cambio climático está alterando las condiciones climáticas en todo el mundo, aumentando la frecuencia e intensidad de los eventos de calor extremo. Un estudio reciente publicado en “Nature Communications” destaca el papel crucial de la humedad del suelo en la amplificación de estos fenómenos, especialmente cuando interactúa con altas temperaturas.
Investigadores de la Universidad de Reading explicaron que el contenido de agua en el suelo puede tener un impacto significativo en cómo las temperaturas extremas afectan a las regiones. Cuando el suelo está seco, la falta de agua limita la evaporación, lo que permite que las temperaturas suban rápidamente. En suelos más húmedos, la evaporación tiene un efecto de enfriamiento natural, lo que ayuda a mitigar el calor.
Sin embargo, el fenómeno más peligroso ocurre en el “régimen transicional”, una etapa intermedia donde la humedad del suelo se reduce parcialmente. En este escenario, el calor aumenta considerablemente, ya que el suelo ya no puede evaporar suficiente agua para enfriar el ambiente, lo que agrava la ola de calor.
Este fenómeno está afectando especialmente a regiones como Europa Central y el este de Estados Unidos. Bajo el cambio climático, áreas que hoy son húmedas podrían volverse más secas, lo que las pondría en un riesgo mayor de sufrir olas de calor extremas. Además, en lugares tradicionalmente secos, como el norte de África, podrían aumentar las precipitaciones, lo que ayudaría a reducir el impacto del calor.
Los modelos climáticos tradicionales no siempre capturan la relación entre la humedad del suelo y las temperaturas extremas. Esto significa que podrían estar subestimando la intensidad de los eventos de calor más severos. Los expertos sugieren que se deben actualizar estos modelos para mejorar las proyecciones y ayudar a planificar con mayor precisión los riesgos climáticos.
Este estudio también resalta la necesidad urgente de que las políticas de adaptación al cambio climático consideren estos factores. Las infraestructuras críticas, la agricultura y los sistemas de salud deben estar mejor preparados para enfrentar estos cambios, especialmente en las regiones que se encuentran en mayor riesgo.
En resumen, la humedad del suelo juega un papel clave en la amplificación de las olas de calor. Con el cambio climático, es esencial comprender cómo interactúan estos factores para mejorar las proyecciones climáticas y proteger mejor a las comunidades vulnerables.
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