Redactor: Sam Torne
La directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, expresó su preocupación sobre el progreso en la lucha contra el cambio climático durante una reciente cumbre. Según Andersen, a pesar de algunos avances, aún hay muchas lagunas en la implementación de acciones efectivas para cumplir los objetivos del Acuerdo de París y limitar el calentamiento global a 1.5 °C por encima de los niveles preindustriales.
Uno de los principales desafíos identificados por Andersen es la falta de convergencia en la implementación de las políticas climáticas entre las naciones. A pesar de los compromisos internacionales, muchos países no han sido capaces de implementar las reducciones de emisiones necesarias para evitar que el aumento de la temperatura global supere ese límite crucial. Las consecuencias de no actuar a tiempo incluyen el riesgo de fenómenos climáticos más extremos, como olas de calor intensas, sequías prolongadas, y un incremento en el nivel del mar, que amenazan a millones de personas alrededor del mundo.
Riesgos de incumplimiento y la realidad de los plásticos
Uno de los mayores puntos de preocupación es la producción de plásticos. Según el informe del PNUMA, la producción mundial de plásticos se ha duplicado en los últimos 20 años, y podría triplicarse para 2060 si no se implementan políticas más estrictas. La contaminación por plásticos es un problema global que afecta no solo los ecosistemas marinos, sino también la biodiversidad y la salud humana. Andersen subrayó la necesidad de un tratado global sobre plásticos, el cual incluiría la reducción de la producción, el establecimiento de normas de reciclaje y posibles impuestos sobre los plásticos.
A pesar de los desafíos, Andersen destacó que existen soluciones que podrían revertir la crisis climática. La clave está en la rápida reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y en la adopción de tecnologías limpias. Esto requiere de un esfuerzo conjunto y una mayor colaboración entre los gobiernos, el sector privado y las organizaciones internacionales.
En este contexto, Andersen insistió en que la meta de 1.5 °C aún puede alcanzarse, pero solo si los países intensifican sus compromisos y acciones. De lo contrario, las consecuencias serán irreversibles. La jefa de medio ambiente de la ONU dejó claro que el cambio climático no es un problema del futuro, sino una realidad que ya estamos experimentando, con impactos visibles en comunidades de todo el mundo.
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