El quetzal, emblema de la belleza avícola de Mesoamérica, enfrenta un reto sin precedentes en la Reserva Biológica Monteverde, Costa Rica. Las consecuencias del cambio climático han degradado su hábitat natural en el bosque nuboso, afectando la humedad necesaria para la formación de sus nidos. A raíz de esto, expertos han iniciado un programa especial para su preservación mediante la implementación de nidos artificiales.
Monteverde, que alberga el 2,5% de la biodiversidad mundial, ve en el quetzal una de sus joyas más preciadas. Sin embargo, el incremento de días secos y la potencia de los vientos están provocando la caída de troncos esenciales para la reproducción de esta ave, según Paola Ledezma, investigadora en la reserva.
Para contrarrestar esta situación, se ha creado el proyecto «Ojos sobre el quetzal». A través de este, se han instalado 15 nidos artificiales, equipados con cámaras trampa que permiten monitorear a las aves, sobre todo en la temporada reproductiva. Estos nidos, diseñados para simular su ambiente natural y montados sobre postes metálicos, protegen a las aves de depredadores y ofrecen una visión íntima de sus patrones reproductivos. En los seis años de operación del proyecto, entre cinco y seis nidos han sido consistentemente utilizados para la incubación y crianza de los pichones, asegurando así la supervivencia de esta especie emblemática.
El turismo, que representa el 80% de los ingresos de Monteverde, también se beneficia de estas medidas. La presencia continua del quetzal atrae a visitantes y refuerza la importancia de preservar el medio ambiente y luchar contra el cambio climático.
Finalmente, la Reserva Biológica Monteverde resalta la resiliencia de la naturaleza y reafirma el compromiso de proteger y garantizar un futuro para el quetzal y la diversidad que lo rodea.
¿Te gustó nuestra nota? ¡Contáctanos y deja tu comentario! AQUÍ
Conoce nuestra red ANCOP Network AQUÍ
Agregar comentario