Redacción: Guicel Garrido
La nueva política energética estadounidense, sumada a precios bajos, impulsa la demanda de gas hasta 2030, contraviniendo proyecciones previas y poniendo a la comunidad internacional en un rumbo que superaría los 2.5 °C de calentamiento para 2100, advierte un informe divulgado en el marco de la cumbre COP30, boicoteada por el gobierno de Donald Trump.

Un nuevo informe climático, divulgado en el marco de la cumbre climática COP30 que se celebra en Belén, Brasil, revela un panorama sombrío para el futuro del planeta, señalando que las políticas energéticas actuales y, específicamente, la nueva dirección de Estados Unidos, están impulsando un crecimiento prolongado de los combustibles fósiles y ponen en peligro los objetivos del Acuerdo de París.
El análisis destaca una proyección alarmante: la demanda de gas natural seguirá creciendo durante la década de 2030, una tendencia contraria a las expectativas previas. Este crecimiento se atribuye directamente a los precios más bajos del gas y a la nueva política estadounidense, que favorece la expansión de la producción de hidrocarburos.
En el escenario más conservador del informe, aquel que se basa estrictamente en las políticas vigentes, la demanda de carbón es el único combustible fósil que comenzaría a disminuir antes de 2030. Sin embargo, las demandas de petróleo y gas mantendrían su trayectoria ascendente y continuarían creciendo hasta, al menos, el año 2050.
Las consecuencias de mantener este curso son drásticas para el clima mundial. El informe calcula que, bajo el escenario de políticas actuales, el calentamiento global superará el umbral crítico de 2°C alrededor del año 2060. Para el fin de siglo, el aumento de la temperatura podría alcanzar y superar los 2.5 °C, una cifra que excede con creces el límite de 1.5 °C que la comunidad internacional se ha propuesto como objetivo de seguridad.
El informe es publicado mientras los líderes mundiales se congregan en Belén para la COP30, una reunión que ha sido boicoteada por el gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump.
Trump, quien en su momento retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, ha manifestado su intención de aumentar significativamente la producción nacional de petróleo y gas y revertir las políticas de energía limpia establecidas por su predecesor, Joe Biden. Esta postura política de una de las mayores economías del mundo crea una contradicción fundamental con los esfuerzos globales para la transición energética, exacerbando la dependencia de los combustibles fósiles y socavando los compromisos climáticos internacionales.
Los hallazgos del informe ponen de relieve la urgencia de que los gobiernos adopten medidas que vayan mucho más allá de las políticas actuales si se quiere evitar una catástrofe climática global.

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