Redacción Marlone Serrano
En el marco de la actual sesión del Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO, México presentó oficialmente la candidatura de la Ruta Huichol por los Sitios Sagrados a Huiricuta como Patrimonio Mundial, en una apuesta por proteger uno de los itinerarios rituales más antiguos y vivos del continente americano.
La ruta, también conocida como el Camino del Wirikuta, abarca aproximadamente 550 kilómetros desde el Gran Nayar, en Nayarit, hasta el desierto sagrado de San Luis Potosí, cruzando territorios de Jalisco y Zacatecas. Se trata de una peregrinación ancestral que el pueblo Wixárika (huichol) realiza año con año como parte de su cosmovisión, guiados por un mar’akame —sacerdote tradicional—, y marcada por la entrega de ofrendas en decenas de puntos sagrados naturales.
Según la propuesta mexicana, esta ruta constituye un testimonio excepcional de las tradiciones culturales vivas del pueblo Wixárika, uno de los pocos grupos indígenas en América que ha logrado preservar su herencia espiritual y territorial desde tiempos precolombinos. La caminata sagrada pasa por cinco “puertas” o sitios clave donde los peregrinos depositan flechas rituales, jícaras, velas y objetos conocidos como tsikuri, los cuales representan mapas sagrados del universo wixárika.
Este año, junto con la Ruta Huichol, se están evaluando otras 30 propuestas de países como Panamá y Brasil. Entre ellas destacan la Ruta Colonial Transístmica panameña y el Parque Nacional Cavernas do Peruaçu, que cuenta con arte rupestre prehistórico.
Durante la apertura de la sesión, la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, subrayó que este encuentro cobra mayor relevancia ante los desafíos actuales como el cambio climático, los conflictos armados y el sobreexplotado turismo global, que ya han puesto en peligro más de la mitad de los 56 sitios actualmente en la lista roja del Patrimonio Mundial.
En ese contexto, la ruta Wixárika representa no solo una oportunidad de conservación cultural, sino también un símbolo de resistencia frente a amenazas como la minería, la pérdida de biodiversidad y la erosión de derechos territoriales de los pueblos originarios.
De obtener la distinción, la Ruta Huichol se sumaría a los más de 1,200 bienes culturales, naturales y mixtos reconocidos por la UNESCO alrededor del mundo, y otorgaría mayor visibilidad y protección legal a este corredor biocultural.
Para el pueblo Wixárika, sin embargo, la verdadera victoria sería que su legado —trasmitido por generaciones a través de cantos, danzas y caminatas— permanezca intacto para sus hijos y nietos. La candidatura es, ante todo, un llamado global a respetar y resguardar su derecho a seguir caminando su mundo sagrado.
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