Redacción: Daniela Paredes Rocha
La sequía en India ha afectado gravemente la educación de las niñas, obligándolas a abandonar la escuela para buscar agua. Esta crisis climática aumenta la desigualdad de género en zonas rurales.

En las aldeas afectadas por la sequía en los distritos de Nashik y Nandurbar, en Maharashtra, India, los pozos se están agotando y las lluvias son cada vez más escasas, obligando a las familias a adaptarse a condiciones de vida más complicadas.
Cada mañana, Ramati Mangla, de 17 años, sale descalza con una olla en la mano y camina varios kilómetros hasta un manantial lejano para conseguir agua. Cuando regresa, la escuela ya ha empezado. “Conservé mis libros”, contó. “Pero ¿y si nunca tengo la oportunidad de volver?”.
A medida que los hombres migran a las ciudades cercanas en busca de trabajo, las niñas como Mangla quedan a cargo de recoger el agua.
Las autoridades locales han dicho que casi dos millones de personas en estas regiones enfrentan diariamente la escasez del líquido, y advierten que las alteraciones climáticas podrían alejar a millones de niñas de las aulas en todo el mundo. Es una tendencia que ya se refleja en las zonas rurales de India; los maestros afirman que la asistencia de niñas ha disminuido de forma drástica en los últimos años, especialmente durante los meses secos. Muchas familias, luchando por sobrevivir, no ven otra opción que mantener a sus hijas en casa o casarlas a edad temprana.
La historia de Mangla fue documentada junto a una serie de fotografías tomadas por Shefali Rafiq para la beca “Marai Photo Grant 2025”, un premio dirigido a fotógrafos del sur de Asia menores de 25 años.
Según reportes locales, el abandono escolar femenino ha aumentado radicalmente en zonas rurales. La falta de acceso al agua no solo interfiere con la asistencia a clases: también incrementa el riesgo de matrimonios tempranos, labor forzada de menores y violencia de género. La educación, que debería ser un derecho, se vuelve un lujo inalcanzable.
La crisis se intensifica con el impacto del fenómeno climático que agravó la sequía entre junio y agosto de 2025, justo cuando miles de estudiantes debían regresar a clases tras la pausa escolar. Organismos internacionales como UNICEF y Plan International han advertido que el cambio climático está profundizando las brechas de género, especialmente en comunidades rurales. La ausencia de políticas públicas con enfoque interseccional deja a las niñas en una doble vulnerabilidad: por edad y por su condición de género.
Cada gota cuenta. Cada niña también. La emergencia climática no puede seguir apagando sus futuros. La sequía no solo seca los campos: apaga los futuros. Mientras el cambio climático se mueve, miles de niñas en India ven cómo su derecho a la educación se seca entre jornadas de acarreo de agua y abandono escolar forzado. Si no se actúa con urgencia, el costo no se medirá en litros, sino en muchas generaciones perdidas.
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