Iniciativa pública y Medio ambiente

La tierra no tiene que pagar el precio: hay disponible la agricultura que la sana

Redacción: MaJo Gutiérrez 

La agricultura y la ganadería, a pesar de ser esenciales para alimentar a una población mundial en crecimiento, son de las industrias que más contaminan y consumen recursos hídricos. Un 70% del agua dulce global se destina a la agricultura, mientras que la ganadería contribuye significativamente a la emisión de gases de efecto invernadero como el metano y el dióxido de carbono. En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿cómo podemos producir alimentos sin agotar el planeta? La respuesta podría estar en la agricultura regenerativa, un enfoque que busca un balance al trabajar con la naturaleza en lugar de explotarla, y que ya está demostrando su éxito en lugares como una hacienda en las afueras de Cali, Colombia. 

La Reserva Natural El Hatico es un claro ejemplo de este modelo. Durante nueve generaciones, ha perfeccionado técnicas para producir caña de azúcar y leche de forma sostenible. Una de sus prácticas más innovadoras es dejar los residuos de la cosecha de caña en el suelo en lugar de quemarlos. Esta materia orgánica enriquece la tierra con nutrientes esenciales como fósforo y potasio, lo que ha permitido a la hacienda reducir drásticamente el uso de fertilizantes. Además, estos residuos ayudan a retener el agua en los cultivos, disminuyendo la necesidad de riego, un beneficio crucial en épocas de sequía. 

La hacienda también ha implementado un sistema de ganadería agroforestal, permitiendo que las ovejas pastoreen en medio de los cultivos de caña. Esta simbiosis no sólo reduce la necesidad de herbicidas en un 35%, sino que el estiércol de los animales enriquece aún más el suelo. El Hatico también protege 14 hectáreas de bosque seco tropical, uno de los ecosistemas más amenazados, que regula un nacimiento de agua vital y también protege los cultivos y el ganado de los vientos salinos y las temperaturas extremas, mostrando cómo la conservación de los ecosistemas locales beneficia directamente a la producción. 

Más allá de El Hatico, existen otras soluciones prometedoras. En la misma ciudad de Cali, los hermanos Bermúdez han encontrado una forma de convertir la cáscara de arroz, un residuo agrícola, en ácido silícico. Este compuesto, cuando se aplica a las plantas, crea una capa protectora que reduce la pérdida de agua por transpiración y las protege de climas extremos. Este método, además de ser sostenible, ha demostrado que puede extender los ciclos de riego de los cultivos de caña de 20 a 50 días. Todos estos ejemplos demuestran que es posible alimentar al mundo de manera más eficiente y respetuosa con el medio ambiente, transformando la agricultura en una herramienta para la regeneración del planeta. 

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