El sector textil es uno de los más contaminantes a nivel mundial, ya que la calidad de la ropa conforme pasa el tiempo es menor, lo que la hace “desechable”. Es por ello que ahora ya existen los ladrillos hechos de ropa vieja o usada, que además son aislantes térmicos y acústicos.
FabBRICK es el nombre de la marca francesa creada por Clarisse Merlet, una joven que mientras estudiaba arquitectura durante 2017 se dio cuenta de la gran cantidad de residuos en su país; ya que solamente en Francia se estima que cuatro millones de toneladas de residuos textiles se desechan anualmente, de las cuales menos de un tercio se destinan para la reutilización o bien el reciclaje.
¿Cómo los hace? Su principal componente es la ropa triturada, la cual adquiere de su proveedor en Normandía, que mezcla con pegamento ecológico desarrollado por ella misma y que luego se prensa en un molde para hacer cada ladrillo, para finalmente dejar secar aproximadamente dos semanas. Cabe mencionar que para hacer funcionar el molde se utiliza la compresión mecánica y no se requiere energía eléctrica.
En cada ladrillo ocupa una cantidad de equivalente a 2 o hasta 3 camisetas hechas de cualquier material, algodón, poliéster, elastano, PVC, entre otros. Si bien actualmente no se puede usar para un trabajo estructural, sirven para decoración y separación de espacios, ya cuentan con cualidades como resistencia al fuego y la humedad, son aislantes térmicos y acústicos.
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