Redacción: Regina De Quevedo
Cada vez que una abeja se posa en una flor para extraer su néctar, lleva el polen de una flor a otra, logrando la fecundación y un desarrollo del fruto. Esto puede parecer un gesto simple, pero en realidad es uno de los procesos más importantes de la naturaleza. Aproximadamente, un tercio de los alimentos que consumimos dependen de la polinización por insectos, especialmente de las abejas. Organismos internacionales especializados han investigado que más del 80% de las plantas con flor dependen de animales para su polinización y el 35% de la producción agrícola mundial resulta afectada directamente por este servicio ecosistémico.
Si las abejas desaparecían, sucedería un gran descenso del rendimiento y calidad de miles de cultivos, una dieta más pobre y una presión adicional sobre economías rurales. Los ecosistemas se volverían más frágiles, lo que provocaría menos polinización, menos semillas y frutos silvestres, lo que causaría menos alimento para aves y mamíferos. En los últimos años, el número de abejas ha disminuido gracias al uso de pesticidas, enfermedades, el cambio climático y el aumento de temperaturas extremas.
A medida que las áreas urbanas crecen, surge un fenómeno llamado apicultura urbana que subraya el papel fundamental de las abejas en el ecosistema, incluso en entornos donde la naturaleza parece limitada. La apicultura urbana no solo beneficia a las abejas, sino también a las comunidades humanas, mejorando la biodiversidad local al polinizar plantas en jardines y huertos urbanos, lo que contribuye a crear ecosistemas más equilibrados y verdes.
A pesar de los beneficios, la apicultura urbana también puede sufrir complicaciones, ya que la densidad de colmenas en un área limitada puede crear competencia entre las abejas y otros polinizadores debido a los recursos florales, lo que podría traer consecuencias para la salud del ecosistema. Las abejas, al adaptarse al entorno urbano, simbolizan nuestra capacidad para integrar la naturaleza y el desarrollo humano.
No solo producen miel, las abejas tienen un papel clave en la polinización de plantas ornamentales, frutales y hortalizas urbanas. Gracias a esto, florecen huertos urbanos y mejora la biodiversidad de la ciudad. Las abejas son esenciales para el equilibrio del planeta, las que habitan en entornos urbanos demuestran que incluso en un entorno artificial, la naturaleza encuentra su camino.

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