La columna del día Antonio Gamboa Chabbán

Los de antes y los de ahora

Convencer a miles o a millones de la ciudadanía para que resuelvan elegir la alternativa más viable para solucionar los problemas de un país, es una tarea compleja por diferentes motivos, muchos de los cuales son inherentes a cada persona y su historia de vida. 

Lo que para algunas personas puede ser la mejor alternativa por las propuestas que hace alguien que ejerce un liderazgo social, para otras no es suficiente con propuestas, debe ejercer acciones concretas que encaminen una solución. 

Cada día que pasa de frente a la elección federal, estatales y municipales de 2024, se están presentando fenómenos inéditos y otros que son cíclicos en nuestra historia.  
La intromisión del entonces presidente Vicente Fox en el proceso federal 2005-2006, fue un precedente que se repite en voz del presidente López Obrador en el proceso federal 2023-2024, no obstante que López Obrador fue el principal impulsor de regular ese tema a partir de la Reforma Constitucional y Legal 2007-2008 que en materia Político Electoral impulsó y negoció en su momento el PRD.  

Aquella negociación que se concretó en el texto constitucional, hoy día al presidente de la República no le interesa respetar las reglas que impulsó como opositor, en su momento y hasta la fecha, acusa a la autoridad electoral de solapar las intromisiones del Ejecutivo Federal y como Titular del Ejecutivo Federal realiza no tan sólo las intromisiones que en el pasado fueron motivo de molestia de su parte, sino que impulsa que aspirantes a sustituirlo en el cargo social y político, violenten las reglas del juego y pongan en jaque a la autoridad electoral en una campaña en la que dicen no saber quién los está beneficiando con publicidad o señalan que son las casas editoriales o revistas las responsables de la contratación de anuncios espectaculares, en tanto, la autoridad electoral dice haber dispuesto reglas, algo que la ciudadanía no advierte efectivas para contener lo que en los hechos ya inició, un proceso electoral desaseado y como dice el refrán, lo que mal inicia, mal acaba. 

Los resultados electorales se están procesando a la vista de todo México y el mundo, no existen plazos legales que sean respetados, quienes tienen interés en ser Titular del Ejecutivo Federal se encuentran en una competencia insana, en algunos casos con mítines faraónicos, con propuestas que según sus cálculos no son en forma alguna lo que van a proponer en “las campañas constitucionales”, lo cual, dista mucho de la realidad, porque así será. 

La oposición decide hacer lo mismo que hace el oficialismo, tanto la autoproclamada Cuarta Transformación como 3 de los partidos de oposición, se les han ocurrido Coordinaciones para la defensa de sus movimientos, lo cual, hasta antes de estas ocurrencias, son cargos que no existían, sin embargo, quienes resulten con el triunfo de esas coordinaciones detentarán en su momento las candidaturas por la presidencia de la República, dicho en español, se le llama simulación. 

Muchas autoridades hacen como que hacen y hoy por hoy tenemos un país que es resultado de la simulación, tal y como sucede con la lucha contra la corrupción que se erradica de unos (los del pasado) para que la tengan otros (los actuales). 

Así como los representantes de casilla en un proceso electoral no trabajan gratis, en muchos casos ser “voluntario” para obtener firmas tiene costos asociados que todos sabemos, pero que nadie dice, mucho menos se suman en público, pero que si se tienen para gastar. 

Es la misma lucha entre los de antes y los de ahora, los resultados electorales serán producto de aquel que tenga las mejores habilidades para simular su interés en “el pueblo” y no en sus propios intereses, como consecuencia, ya tenemos una idea de quién ganará la elección presidencial. 

Antonio Horacio Gamboa Chabbán  

Maestro en Derecho Político y Administración Pública