La sostenibilidad y el medio ambiente son temas dominantes en la actualidad, y las generaciones más jóvenes están llevando estos ideales al sector inmobiliario. Las hipotecas verdes, destinadas a financiar viviendas sostenibles, están ganando popularidad entre los Millennials y la Generación Z, quienes ven en ellas una forma de respaldar sus convicciones medioambientales y, a la vez, beneficiarse económicamente.
Estas hipotecas ofrecen ventajas considerables: no solo reducen el consumo energético de las viviendas – lo que puede representar un ahorro de hasta el 90% en facturas, según Ricardo Gulias, CEO de RN Tu Solución Hipotecaria – sino que también tienen tasas de interés más bajas, no tienen comisión de apertura y requieren menos seguros.
Los bancos han identificado estos préstamos “eco” como una forma de promover la adquisición de viviendas con calificación energética alta. Miguel Riera, experto en hipotecas de Helpmycash, explica que el propósito es “incentivar la compra de viviendas con una buena calificación energética para preservar el medio ambiente”, una propuesta que resuena con los compradores más jóvenes.
A pesar de sus beneficios, el desconocimiento ha limitado la popularidad de estas hipotecas. Sin embargo, esto está cambiando, especialmente entre aquellos de 25 a 44 años, donde el 32% ya conoce estos préstamos.
Actualmente, sólo diez entidades en España ofrecen estas hipotecas, pero se espera que este número crezca en el futuro cercano, dada la inclinación del Gobierno hacia la sostenibilidad de las viviendas con el uso de fondos europeos. Además, las metas de descarbonización de Europa para 2050 reforzarán la necesidad y el deseo de viviendas ecológicas.
Catia Alves, directora de Sostenibilidad y Rehabilitación de UCI, recalca la importancia de reconocer que ser sostenible va más allá de actividades como reciclar o usar medios de transporte ecológicos. Alves señala que los edificios también tienen un impacto ambiental significativo.
No obstante, acceder a una hipoteca verde tiene sus requisitos. Principalmente, que las viviendas deben tener una calificación energética de A, A+ o B. Si bien es más fácil para viviendas nuevas alcanzar estas calificaciones, es evidente que el mercado está cambiando, y la demanda de propiedades ecológicas y sostenibles está en aumento.
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