Redacción: MaJo Gutiérrez
La startup MacroCycle promete revolucionar el reciclaje de textiles sintéticos con un método que ahorra un 80% de energía frente a la producción virgen. Su innovación es crucial, considerando que solo el 0.5% de la ropa se recicla, mientras el resto, a menudo, contamina vertederos.

La startup estadounidense, MacroCycle, promete transformar radicalmente la industria de la moda al desarrollar una tecnología de reciclaje textil de poliéster que consume un 80% menos de energía que la producción de material virgen y, crucialmente, logra el mismo precio de costo. Esta innovación ataca un problema urgente: solo el 0.5% de las prendas de vestir se reciclan globalmente, mientras que el resto, a menudo complejas mezclas de fibras llamadas “textiles Frankenstein”, que terminan contaminando vertederos e incineradoras por ser económicamente inviables de procesar con métodos tradicionales.
Los fundadores de MacroCycle, Stewart Peña Feliz y Jan-Georg Rosenboom, idearon esta solución en colaboración con el prestigioso MIT. Su proceso científico evita la costosa y energética descomposición de los polímeros en sus moléculas básicas. En su lugar, la tecnología transforma los polímeros en estructuras circulares llamadas macrociclos, lo que permite separarlos fácilmente de contaminantes como el algodón o el elastano. Estos anillos se reabren y se ensamblan nuevamente en poliéster reciclado de alta calidad, superando la eficiencia de otros métodos químicos, que solo logran ahorrar entre 20% y 30% de energía.
MacroCycle ya ha pasado de la teoría a la práctica y está generando ingresos comerciales, produciendo actualmente lotes de 100 kilos para marcas de moda. Gracias a una beca de Breakthrough Energy Fellowship, la startup está construyendo en 2025 un reactor 2,000 veces más grande que el utilizado hace solo dos años, demostrando su capacidad de escalabilidad. Stewart Peña Feliz resume la estrategia de la empresa: “El cambio no vendrá de dentro de las compañías petroleras. Tenemos que hacer qué no cambiar les resulte caro”, buscando la competitividad económica como principal motor de la transformación.
Si MacroCycle logra escalar con éxito su tecnología, las implicaciones irán más allá de la moda. Permitiría una moda verdaderamente circular, donde las prendas se reciclan múltiples veces sin pérdida de calidad, reduciendo la dependencia del petróleo y las emisiones de CO₂. Además de evitar que toneladas de ropa terminen en vertederos, este enfoque podría ser adaptado por otros sectores, como el embalaje y el automovilístico, para procesar sus residuos sintéticos. La instalación de estas plantas eficientes a nivel regional también promete generar empleo y reducir la dependencia de materias primas importadas, consolidando una herramienta concreta para el desarrollo sostenible.












