Cambio climático

Manglares urbanos: la primera línea de defensa natural contra los huracanes

Redacción: Daniela Paredes Rocha 

La pérdida de ecosistemas vitales se acelera: se estima que el mundo podría perder alrededor de 150 mil hectáreas de manglares para el año 2100. 

Manglares

Ante este panorama, y con el objetivo de superar el cambio climático, expertos sugieren que las metas de conservación deben ser más ambiciosas y enfocarse en una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero. 

La defensa natural de las costas 

Los manglares son árboles resistentes a la sal, con raíces intrincadas y expuestas que crecen en las zonas intermareales de regiones tropicales y subtropicales. Estos humedales costeros forman un escudo natural que protege a las comunidades humanas de desastres: 

  • Protección física: Sus densas raíces y troncos reducen la velocidad del viento, la fuerza del oleaje y la marea ciclónica. Una franja de manglar de solo 100 metros de ancho puede reducir la altura de las olas hasta en dos tercios. 
  • Aplacamiento de inundaciones: Al frenar el agua, disminuyen la entrada de inundaciones tierra adentro, protegiendo infraestructura costera. 
  • Control de erosión: Sus raíces fijas estabilizan el suelo, evitando la erosión costera que debilita las defensas naturales frente a huracanes. 

La perduración de los manglares depende de la acción humana. El cambio climático calienta los océanos, provocando que las temperaturas superen los límites de respeto de estos árboles en ciertas regiones. Sumado a esto, actividades humanas como la deforestación y la contaminación continúan siendo un factor de destrucción. 

Aunque actúan como protectores, los manglares son frágiles a los desastres naturales. Los huracanes pueden causar destrucción estructural masiva, arrancando ramas y raíces, lo que pone en riesgo la estructura del ecosistema y la biodiversidad marina que albergan. 

Un claro ejemplo de esta fragilidad se vio en los Everglades de Florida tras el huracán Irma en 2017. 

Lecciones del huracán Irma 

Un estudio de la Universidad Internacional de Florida analizó la recuperación de los manglares del suroeste de Florida después de Irma. Si bien las tendencias satelitales mostraron que la mayoría de las áreas podían recuperarse en un plazo de dos a cuatro años, se reveló una fragilidad crítica: 

Las zonas que agonizaron y tardaron hasta seis años o más en mostrar señales de recuperación fueron aquellas donde la marejada ciclónica dejó estanques de agua salada estancada que no pudieron drenar. Esto demostró que la salud y función de los manglares no dependen solo de su resistencia estructural, sino de la integridad de los flujos hídricos que, a menudo, son interrumpidos o frenados por las obras urbanas y la infraestructura. 

Para salvar los manglares, la solución va más allá de la reforestación: exige una gestión integrada del agua y un compromiso global con la reducción de las emisiones para asegurar que estos guardianes costeros puedan seguir cumpliendo su misión. 

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