Redacción: Marlone Serrano
El cambio climático ya no es una amenaza lejana. Es una crisis presente que pone en jaque al desarrollo, a la biodiversidad y a la estabilidad económica de las naciones. Así lo advirtieron especialistas en el Panel 4 del Foro ABC para un México Sustentable, titulado “México y sus compromisos climáticos ante el límite del 1.5 grados: retos y oportunidades en el contexto global actual”, realizado este lunes en la capital.
Con la participación de Emiliano Reyes, representante de la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ); el Dr. Francisco Estrada Porrúa, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM; y el Dr. Andrés Flores Montalvo, de la Iniciativa Climática de México (ICM), el panel colocó al país frente a su vulnerabilidad y responsabilidad en la lucha contra la emergencia climática global.
La emergencia ya está aquí
“El cambio climático es una amenaza existencial, no tiene precedentes y sus efectos son devastadores en todas las regiones del planeta”, advirtió el Dr. Andrés Flores. Los especialistas coincidieron en que los incendios forestales, las sequías prolongadas y la pérdida de productividad agrícola ya no son anomalías, sino consecuencias directas de un sistema climático desestabilizado.
El Dr. Francisco Estrada presentó cifras alarmantes: “El límite de 1.5°C ya fue superado en tendencia, estamos en 1.4°C, y México registró una anomalía de temperatura de 2.14°C en 2024, el año más cálido jamás registrado en el país”. Alertó que, de seguir así, “el presupuesto global de carbono se agotaría en solo ocho años”.
¿Y México? Retos y compromisos
México, aunque no es uno de los principales emisores, es uno de los países más vulnerables. Más del 50% de la población vive en pobreza, gran parte de la agricultura depende de las lluvias, y millones habitan en zonas de alto riesgo ante desastres naturales.
“En materia de justicia climática, el 10% más rico de la población mundial ha consumido un tercio del presupuesto de carbono, mientras que el 50% más pobre apenas el 4%. En México, estas desigualdades se reflejan de forma dramática”, señaló Flores.
Emiliano Reyes destacó los compromisos multilaterales y nacionales que México ha asumido: desde el Acuerdo de París hasta la NDC 3.0 y el Plan Nacional de Adaptación. “La transición energética, la eficiencia y la justicia climática no pueden abordarse por separado. Todo está interconectado”, sostuvo.
Oportunidad en medio de la crisis
A pesar del panorama adverso, los panelistas subrayaron que aún hay una ventana de oportunidad. “Una transición justa hacia una economía resiliente y descarbonizada puede generar empleos, fomentar innovación y combatir la pobreza”, afirmó el Dr. Flores. Pero advirtió: “El tiempo se agota. Los costos de no actuar superan por mucho los de adaptarse y mitigar”.
México necesita movilizar recursos urgentes. Se estima una brecha de financiamiento sostenible por 768 mil millones de dólares. Reyes mencionó mecanismos como los fondos climáticos internacionales, la Taxonomía Sostenible de México y bonos verdes, aunque subrayó que la cooperación internacional y la voluntad política son fundamentales para avanzar.
Un llamado al nuevo gobierno
El panel cerró con un mensaje claro: la próxima administración tiene la oportunidad —y la responsabilidad histórica— de impulsar una agenda climática robusta, participativa y basada en justicia social. La propuesta de ICM plantea una reducción del 47% de emisiones para 2030, con beneficios económicos y sociales sostenibles.
“El futuro no está escrito. Tenemos el conocimiento, la tecnología y las herramientas. Lo que hace falta es decisión”, concluyó Estrada.
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