Redacción Marlone Serrano
México enfrenta un enorme reto financiero en su lucha contra el cambio climático: requerirá 1.7 billones de pesos al año para financiar los compromisos de mitigación y adaptación climática, estimó María del Carmen Bonilla Rodríguez, titular de la Unidad de Crédito Público y encargada de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Durante su participación en la Cátedra SHCP 2025 organizada por la Facultad de Economía de la UNAM, Bonilla Rodríguez explicó que, de mantenerse esta tendencia, el requerimiento acumulado para 2030 será del orden de 13.6 billones de pesos, una cifra que pone en perspectiva la magnitud del desafío ambiental y presupuestal que enfrenta el país.
Vinculación del gasto con los ODS
En su ponencia titulada “Deuda Pública y Desarrollo Sostenible”, la funcionaria destacó que el gobierno federal ya trabaja bajo una Estrategia de Movilización de Financiamiento Sostenible, la cual exige que el Presupuesto de Egresos de la Federación esté alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU.
En este sentido, señaló que en 2025 el 84.5% del presupuesto federal ya está vinculado a al menos un ODS, como salud, educación, reforestación o acceso al agua, lo cual representa un avance importante en la incorporación de criterios sostenibles en el gasto público.
Bonos verdes con metas claras
Bonilla también resaltó el uso de instrumentos financieros sostenibles, como los Bonos ODS, que no solo se emiten con criterios de transparencia más estrictos, sino que incluyen metas y submetas concretas, así como indicadores para medir su contribución específica a los objetivos climáticos y sociales del país.
Deuda pública: estable y controlada
La funcionaria aprovechó para hacer un balance del estado de la deuda pública mexicana. Hasta marzo de este año, el nivel de endeudamiento se ubicó en 49.2% del Producto Interno Bruto (PIB), una disminución respecto al 51.4% registrado el año anterior.
Detalló que el 12.9% corresponde a deuda externa y 36.3% a deuda interna, manteniéndose dentro de parámetros manejables en comparación con economías como Corea (56.6%), España (109.5%) y Canadá (105.1%).