Ciencia ambiental Innovación Verde

MIT desarrolla concreto energético y sustentable para la construcción del futuro 

Investigadores del MIT desarrollaron un concreto capaz de almacenar energía eléctrica. Esta innovación permite que bloques de edificios o pavimentos funcionen como pequeñas baterías, contribuyendo a un uso más eficiente de la energía y con un enfoque más sostenible. 

Redacción:  Hena M. Andrés Cuevas  

concrete battery house renewable energy 1

Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) están desarrollando una tecnología que permite que ciertos bloques de concreto puedan almacenar energía eléctrica, conocida como ec³ o concreto conductor de electrones. No significa que toda la construcción funcione como batería, sino que partes específicas de edificios, columnas o pavimentos pueden actuar como sistemas de almacenamiento energético, abriendo posibilidades innovadoras para la infraestructura urbana y el aprovechamiento de energías renovables. 

El ec³ se obtiene a partir de una mezcla de cemento, agua, negro de carbono ultrafino y electrolitos orgánicos. Esta combinación genera una red conductora a escala nanométrica que permite que la electricidad fluya y se almacene dentro del concreto. En los prototipos construidos por los investigadores, un bloque del tamaño de un refrigerador puede almacenar hasta 2 kilovatios-hora (kWh) de energía. Esta energía puede ser utilizada para alimentar dispositivos pequeños, como luces LED o aparatos electrónicos de bajo consumo, demostrando que la integración de almacenamiento eléctrico en estructuras de concreto es viable. Además de su capacidad energética, el concreto tiene propiedades de auto-reparación y puede contribuir a la captura de carbono, haciéndolo más sostenible desde el punto de vista ambiental. 

Los investigadores del MIT también demostraron que este material puede funcionar como herramienta de monitoreo estructural. Por ejemplo, al crear un mini arco de concreto, pudieron observar cómo la luz LED se atenuaba cuando la estructura estaba bajo tensión, indicando estrés en el material. Esto abre la posibilidad de que las construcciones mismas puedan alertar sobre problemas estructurales antes de que se conviertan en fallas graves, aumentando la seguridad de edificios, puentes y pavimentos. 

Entre los beneficios ambientales, el ec³ contribuye a reducir las emisiones de CO₂. La incorporación de negro de carbono y electrolitos disminuye la necesidad de materiales más contaminantes y permite que el concreto funcione como sumidero de carbono, absorbiendo dióxido de carbono del ambiente. Además, facilita la integración de energías renovables, al poder almacenar energía solar o eólica para usarla cuando la demanda aumenta, promoviendo un uso más eficiente y sostenible de la electricidad. 

No obstante, la tecnología también presenta retos y posibles impactos ambientales. La producción de cemento y negro de carbono sigue generando emisiones de CO₂, por lo que es necesario optimizar la fabricación del ec³ para que su impacto ambiental sea menor. Otro desafío es la durabilidad y reciclaje: el concreto con componentes conductores podría ser más difícil de reutilizar al final de su vida útil, por lo que se requieren métodos seguros para desmantelar y reciclar estos materiales sin generar contaminación adicional. 

Las aplicaciones potenciales son amplias. Además de bloques individuales, podría integrarse en infraestructuras urbanas, como pavimentos y columnas, para que actúen como pequeñas baterías distribuidas, disminuyendo la necesidad de energía externa y mejorando la eficiencia de la ciudad. Los sensores integrados en el concreto podrían proveer datos sobre el estado de la estructura en tiempo real, facilitando el mantenimiento y prevención de fallas. 

Actualmente, la tecnología se encuentra en fase experimental. Se han construido prototipos que soportan su propio peso y pueden encender luces LED, demostrando que la combinación de estructura y almacenamiento energético es posible. Aunque aún no se utiliza de manera masiva en edificios o infraestructuras urbanas, los resultados son prometedores y muestran un camino hacia un uso más inteligente y sostenible del concreto en la construcción. 

El ec³ representa un avance importante en ingeniería y sostenibilidad, demostrando cómo un material tan antiguo y ampliamente utilizado como el concreto puede adaptarse a los desafíos modernos de energía y medio ambiente. En un contexto mexicano, donde la construcción es masiva y el consumo eléctrico residencial sigue aumentando, el uso de concreto conductor de electrones podría contribuir significativamente a reducir la huella de carbono de la construcción, mejorar la eficiencia energética de los hogares y ofrecer herramientas de monitoreo de infraestructura urbana de manera integrada. 

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