Por Daniel Lee
La presencia de mujeres en el sindicalismo mexicano, nos habla de una violencia política de género en las representaciones gremiales. Datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) nos hacen ver que apenas son 8.67 por ciento en 25 estados de la República.
De todo el universo de las gremiales ellas tienen presencia en 275 secretarías generales de sindicatos, en 39 secretarías generales de federaciones y una secretaría general en confederación. Su elección ha variado en los últimos años, así, pasaron de tres mujeres electas en 2010, a 27 el año en 2021 y una más con la recién electa Ada Salazar Loza al frente de la Asociación Sindical de Sobrecargos de México (ASSA), quien por cierto entrará en funciones en febrero próximo.
La Reforma Laboral no ha sido suficiente, aún cuando a la Ley Federal del Trabajo se integraron 18 cambios para alcanzar la igualdad y la participación de mujeres, es evidente que todavía hacen falta ajustes y supervisión respecto a cómo se da cumplimiento, y le toca realizarlo al Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, pero también a las organizaciones sindicales.
Si bien la reforma laboral de 2019 consideró varios aspectos para equilibrar la participación más activa, lo cierto es que lo que sí hay son tareas pendientes, incluso en los estatutos.
La falta de mujeres en el Comité Ejecutivo de los sindicatos es evidente; así como en las comisiones negociadoras de los contratos colectivos, e incluso los estatutos sindicales no son inclusivos.
Aquí será interesante voltear a ver el trabajo que vienen realizando otras organizaciones. Si me permiten mencionar alguna estaré refiriéndome a La Red de Mujeres Sindicalistas, un colectivo amplio de trabajadoras, organizadas y no organizadas en sindicatos, feministas, que vienen contribuyendo a la erradicación de la discriminación y de la desigualdad en el ámbito laboral, para lograr mejores condiciones de trabajo y de vida.
El mundo laboral involucra muchas vertientes de atención. Más allá de conquistas laborales, negociación para mejorar salarios, vía contratos colectivos, también implica la protección de las mujeres trabajadoras, las mujeres sindicalistas.
Y ahí les va un dato. En diciembre pasado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reportó que 22. Por ciento de los trabajadores de todo el mundo ha sufrido violencia y acoso laboral de algún tipo y en caso de las mujeres más del 8 por ciento habrían padecido hostigamiento sexual. No es cosa menor.
El déficit sindical de género existe en el país, Si. Por ello, la necesidad de cómo se tiene que dar una mayor presencia de mujeres en ellas gremiales, pero en un ecosistema donde no solo se hable de hablar proporcionalidad, sino también de paridad.
Vayamos a un ejemplo, en el Sindicato de Maestros (SNTE) la mayoría son mujeres, pero no obstante, en el Comité Ejecutivo y en las Comisiones Negociadoras no se refleja ese 70 por ciento de ellas pero sí ese 30 por ciento de hombres que hay en el sector. Mucho por hacer, ¿no creen? Hasta la próxima.
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