Por Ricardo Burgos Orozco
La detención de Ismael Mario “El Mayo” Zambada García en territorio norteamericano y por autoridades de ese país el pasado jueves 25 de julio ha provocado más interrogantes que respuestas, sobre todo porque todavía no han quedado claras las circunstancias que provocaron que un narcotraficante tan experimentado fuera capturado sin un solo disparo, sin violencia y sin la intervención del gobierno mexicano, que nuevamente hizo el ridículo.
La versión más recurrente es que Joaquín Guzmán López, el hijo de “El Chapo”, se lo llevó con engaños a un aeropuerto de Texas desde la terminal aérea de Hermosillo, Sonora, con el cuento de que iban a revisar destinos clandestinos para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Pareciera una broma que “El Mayo”, de 76 años de edad con 50 en el “negocio”, fuera engañado como un novato por el joven Guzmán López. Esa es una de las principales interrogantes, aunque el abogado de Zambada afirma que su cliente fue “secuestrado”.
En las series famosas de narcos, todos traen un número importante de guardaespaldas, bien armados y resultó que este hombre de vasta experiencia subió a un avión sólo, dando confianza plena al hijo de “El Chapo” para que lo llevara adonde quisiera, prácticamente con los ojos cerrados. El hecho es que el “El Chapito” también se entregó al gobierno de Washington para seguramente ser juzgado y declarado testigo protegido con los posibles privilegios que le van a otorgar. Lo mismo que está sucediendo con su hermano Ovidio, extraditado a Estados Unidos hace algunos meses.
Para que sucediera eso “El Mayo” debió tenerle plena confianza a Joaquín Guzmán López, aunque también pudo suceder que ambos negociaron con Estados Unidos, éste dar un golpe mediático y electoral y ellos vivir con tranquilidad en alguna ciudad norteamericana, sin que ninguna autoridad los vuelva a molestar nunca disfrutando de una buena parte de su riqueza. Habrá que observar el desarrollo de los acontecimientos de las próximas semanas, pero de entrada tanto “El Mayo” como “El Chapito” se declararon inocentes, como se lo ordenaron sus respectivos abogados.
Mientras tanto, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es solamente “mirón de palo”. El propio presidente de México reconoció que no estuvo enterado del operativo que llevó a la captura de Zambada y de su acompañante y supuesto delator. La información fue proporcionada horas después por el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, sólo por la buena relación que tiene con AMLO.
Lo curioso es que difícilmente un narcotraficante importante es capturado en México. La excepción reciente fue “El Chapito” Ovidio, aunque en un operativo inicial lo habían liberado hasta que el gobierno de Estados Unidos insistió en capturarlo. Dice mucha gente de Sinaloa y Sonora, cuando me ha tocado viajar por allá, que los narcos se pasean como si nada, con pleno respeto de las policías mexicanas; nunca los detienen, a menos que venga una instrucción de “arriba” o del gobierno norteamericano.
Posiblemente en unas cuantas semanas sepamos las consecuencias de tener a “El Mayo” Zambada en una cárcel de Estados Unidos. Un personaje por el que ofrecían 15 millones de dólares, por algo será. Tal vez no falte mucho para que sean capturados más narcos importantes o se filtren nombres de funcionarios mexicanos coludidos.
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