La creciente producción de drogas sintéticas en México ha llevado a una grave crisis ambiental. Los laboratorios clandestinos, ubicados en las zonas más remotas del país, están contaminando ecosistemas frágiles con desechos tóxicos, causando daños irreversibles a la flora, fauna y salud humana.
La fabricación de drogas sintéticas, como la metanfetamina, genera grandes cantidades de desechos químicos. Según la ONU, por cada kilo de metanfetamina producida, se generan hasta seis kilos de residuos tóxicos. Estos desechos son arrojados al medio ambiente, contaminando ríos, suelos y fuentes de agua, y poniendo en riesgo la salud de las comunidades locales.
Los químicos utilizados en los laboratorios clandestinos son extremadamente peligrosos. Pueden causar la muerte inmediata de plantas y animales que entren en contacto con ellos. En áreas como la Sierra Madre Occidental y los bosques de manglares, se ha observado la muerte de ganado y la desaparición de especies vegetales esenciales. Los espacios contaminados pueden tardar hasta 25 años en recuperarse completamente.
A pesar de la magnitud del problema, las autoridades mexicanas han mostrado poca acción efectiva. Según una investigación de Quinto Elemento Lab, no existen diagnósticos oficiales sobre el daño ambiental causado por los laboratorios clandestinos. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) no han intervenido en ningún caso de contaminación por estos laboratorios.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha localizado y desmantelado la mayoría de los laboratorios, pero su función se limita a asegurar y destruir los químicos en el lugar, muchas veces quemándolos al aire libre, lo cual empeora la contaminación. No existe un protocolo claro para la limpieza de las áreas afectadas.
En mayo de 2024, un laboratorio en El Pozo, Culiacán, explotó, hiriendo a nueve militares y forzando la evacuación de escuelas cercanas. En Angostura, se encontró uno de los laboratorios más grandes, capaz de producir tres toneladas de metanfetamina diarias, contaminando los canales de riego y afectando los cultivos de maíz cercanos.
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