Iniciativa pública y Medio ambiente

Navidad silenciosa: una temporada donde especies sufren consecuencias

El ruido de los explosivos navideños supera los 120 dB(A), un nivel que causa estrés extremo, intensa salivación y desorientación en perros. En los casos más graves, la adrenalina generada por el miedo provoca paros cardíacos y la huida masiva de animales que terminan perdidos. 

Redacción: MaJo Gutiérrez 

El inicio de la temporada navideña, marcado en muchas ciudades por la tradicional “alborada” y el uso masivo de pirotecnia, es para millones de animales un evento de gran riesgo para su vida y bienestar. Los fuegos artificiales generan un ruido que sobrepasa los 120 dB(A), superando por mucho los 85 dB(A) que el oído de perros y gatos puede soportar. Este estruendo provoca en los animales de compañía síntomas de estrés extremo: jadeos prolongados, salivación intensa, ansiedad y, en los casos más graves, la gran producción de adrenalina puede ocasionar paros cardíacos. Además, la desorientación y el miedo implican que numerosos animales huyan de casa y se pierdan en la vía pública. 

La afectación no se limita a las mascotas. En la fauna silvestre, especialmente en las aves que viven en grandes grupos, los estallidos generan reacciones instintivas de fuga. Al volar a ciegas en medio de la noche o por falta de visibilidad, muchas aves sufren muertes traumáticas al chocar contra estructuras urbanas como edificios y postes. Un impacto social y ecológico adicional es el abandono de nidos por parte de las aves adultas, dejando a los pichones desprotegidos a merced de depredadores o de una muerte lenta por frío e inanición. 

Mientras en los perros el miedo es evidente (con babeo y desorientación), observar el sufrimiento de los gatos es más sutil. Según la RSPCA, los felinos manifiestan el estrés con cambios de comportamiento: pueden orinar o defecar fuera de su caja de arena, rascar los muebles por ansiedad, y sufrir de apatía. A nivel ambiental y de salud pública, la pirotecnia libera metales pesados y partículas contaminantes en el aire, afectando la calidad del aire que respiran tanto humanos como animales. 

Ante este panorama de riesgo, algunas ciudades están tomando medidas. El Concejo de Medellín, por ejemplo, generó el proyecto de acuerdo N° 209 de 2013, que prohíbe a las entidades públicas realizar o fomentar eventos pirotécnicos para garantizar el bienestar animal. Organizaciones como AnimaNaturalis celebran esta medida e invitan a la ciudadanía y a las empresas privadas a replicar la iniciativa y evitar el uso de pólvora durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, recordando que la fiesta de unos no debe traducirse en el sufrimiento y muerte silenciosa de otros seres vivos. 

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