Redacción: Naomi Vargas
El frío empieza a sentirse, las hojas cubren el suelo y la luz del día se reduce, noviembre suele percibirse como un mes de pausa en el mundo vegetal, un periodo en el que los jardines se vuelven silenciosos y parece que no hay nada por plantar. Sin embargo, esta idea es un mito. El otoño tardío es una de las mejores épocas para sembrar cultivos resistentes y preparar el terreno para la llegada del invierno. La clave está en elegir especies que se adapten al descenso de temperatura y que toleren la humedad propia de la temporada.
El huerto en noviembre puede recibir verduras de crecimiento rápido y plantas capaces de desarrollarse sin la intensidad del sol veraniego. La tierra conserva aún parte del calor del otoño, lo que permite una germinación saludable. Hortalizas como las espinacas, las acelgas, la rúcula y los rábanos son excelentes opciones porque tienen ciclos cortos y resisten bien el frío. También es un gran momento para sembrar bulbos como la cebolla y el ajo, que requieren varios meses para formarse bajo tierra. Quienes buscan cultivos más generosos pueden optar por habas, guisantes o zanahorias, que aprovecharán el invierno para fortalecer raíces y estarán listas para cosechar en la primavera.
Si se trata del jardín, noviembre sorprende con un catálogo amplio de flores que pueden plantarse ahora y regalar color durante los días más grises. Los pensamientos, las prímulas, los alhelíes y las caléndulas son ideales para macetas y jardineras, ya que soportan muy bien las bajas temperaturas. Los rosales a raíz desnuda también se plantan en esta temporada porque el frío ayuda a que sus raíces se establezcan con fuerza. Además, este mes es perfecto para sembrar bulbos que florecerán en primavera, como ranúnculos, margaritas y calceolarias. La clave es elegir un lugar con buena luz y un sustrato aireado para evitar acumulación de humedad.
El jardín aromático también tiene espacio esta temporada. Aromáticas como el romero, el cebollín, la menta, el orégano y el tomillo pueden sembrarse ahora porque sus semillas se mantienen protegidas bajo el suelo durante el invierno. Estas plantas no solo aportan aroma, sino que también atraen polinizadores y ayudan a repeler plagas.
Este mes, además de permitir nuevas siembras, exige labores de mantenimiento, es necesario retirar hojas secas, realizar podas ligeras, disminuir la frecuencia de riego y proteger plantas sensibles del frío usando plástico o trasladando macetas bajo techo. En el césped, lo ideal es mantenerlo aireado, cortar a una altura media y abonar ligeramente para fortalecer su crecimiento. El suelo, al final, es quien guarda todo el potencial del próximo año, por lo que es fundamental abonarlo, removerlo y dejarlo descansar.
Noviembre no es el final del ciclo. Es la pausa fértil en la que se cultiva el inicio de la próxima primavera. Lo que plantes ahora será el verde que te recibirá cuando los días se alarguen otra vez.

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