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Pemex reduce exportaciones de crudo a niveles históricos y refuerza refinación nacional: ¿avance hacia la soberanía energética o alerta ambiental?

Redacción Marlone Serrano

Las exportaciones de crudo de Petróleos Mexicanos (Pemex) cayeron en junio a su punto más bajo en más de tres décadas. De acuerdo con cifras oficiales, la petrolera estatal envió al extranjero 458,103 barriles por día (bpd), una caída del 39% en comparación con el mismo mes de 2024, cuando se exportaban 753,539 bpd. Este retroceso responde a un viraje estratégico: refinar más petróleo en el país y depender menos de la importación de combustibles. 

La cifra representa el nivel más bajo registrado desde que Pemex comenzó a llevar un control sistemático en 1990. Según adelantó su brazo comercial PMI, la reducción forma parte de una política que busca canalizar mayor volumen de crudo a las refinerías nacionales, especialmente la recién inaugurada Refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco. 

Durante el mes de junio, el sistema nacional de refinación alcanzó su máximo nivel del año: 1.12 millones de barriles diarios. De estos, 191,585 bpd provinieron de Olmeca, su mejor marca desde que comenzó a operar. Paralelamente, las importaciones de gasolinas y diésel cayeron un 38% interanual, sumando apenas 475,047 bpd, nivel no visto desde algunos momentos críticos de la pandemia. 

Una apuesta energética con doble filo 

Si bien el discurso oficial celebra estos datos como un paso firme hacia la “soberanía energética”, los expertos advierten sobre sus implicaciones ambientales. El modelo basado en refinar más crudo en el país no solo genera más emisiones locales de gases contaminantes, sino que puede comprometer la transición energética, al seguir apostando por combustibles fósiles. 

El gobierno federal sostiene que esta estrategia permitirá satisfacer la demanda interna sin depender del extranjero. La presidenta Claudia Sheinbaum ha reiterado su compromiso con esta meta, que fue también una de las promesas emblemáticas del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, las cifras actuales muestran un bombeo estancado de crudo y condensados en torno a 1.6 millones de bpd, por debajo del objetivo de 1.8 millones. 

Pemex ha enfrentado una prolongada crisis estructural, marcada por deudas superiores a los 120 mil millones de dólares —incluyendo pagos pendientes a proveedores que ya rebasan los 400 mil millones de pesos—, el agotamiento de sus principales campos petroleros y la falta de descubrimientos relevantes. 

A pesar de ello, la administración actual afirma que el repunte en la producción llegará de la mano de nuevas alianzas con empresas privadas. No obstante, los detalles sobre estos convenios aún no se han hecho públicos. 

¿Qué implica para el medio ambiente? 

Desde la perspectiva ambiental, el aumento en la refinación nacional representa un riesgo significativo en términos de calidad del aire, emisiones de carbono y uso intensivo de agua. Refinerías como la de Tula y Salina Cruz ya han sido señaladas por su impacto ambiental en sus regiones. El incremento de actividad en estas instalaciones, sin una estrategia clara de mitigación ambiental, podría poner en jaque los compromisos climáticos de México. 

Además, el impulso a la autosuficiencia energética basada en hidrocarburos podría desincentivar la inversión en fuentes limpias y renovables, en un contexto global donde la descarbonización es cada vez más urgente. 

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