La contaminación del suelo, especialmente por pesticidas y metales pesados, se ha convertido en una amenaza más grave para la biodiversidad subterránea que el cambio climático. Un estudio reciente, publicado en la revista iScience, destaca que organismos esenciales como lombrices de tierra, insectos y ácaros enfrentan graves peligros por esta forma de contaminación, lo que afecta significativamente la salud de los ecosistemas subterráneos.
El estudio revela que, aunque históricamente se ha atribuido la pérdida de biodiversidad subterránea al cambio climático y a la intensificación agrícola, los principales culpables son los contaminantes químicos. Estos hallazgos desafían las creencias previas y muestran la necesidad urgente de enfocarse en la contaminación del suelo como un problema crítico.
Resultados sorprendentes: más allá del cambio climático
Los investigadores, dirigidos por la Dra. Victoria Burton del Museo de Historia Natural, utilizaron un metaanálisis basado en más de 600 estudios para evaluar los efectos de la actividad humana en el suelo. Los resultados fueron claros: la contaminación química supera en impacto a otras amenazas, como el cambio climático. Los pesticidas y los metales pesados resultaron ser los factores más dañinos, afectando profundamente las interacciones biológicas y la biodiversidad.
«Lo más sorprendente es que el suelo, a diferencia de la superficie, muestra una resiliencia parcial a factores como el cambio climático, pero no puede resistir los efectos de la contaminación», explicó Burton. La investigación revela que, aunque el suelo puede almacenar humedad y nutrientes, ayudando a los organismos subterráneos a resistir algunos cambios a corto plazo, la contaminación tiene efectos más devastadores y persistentes.
Diferencias entre la vida sobre y bajo la superficie
El suelo es un entorno complejo que alberga una variedad de estructuras, nutrientes y minerales. La mayoría de la vida subterránea se encuentra cerca de la superficie, pero algunos organismos pueden vivir a profundidades mucho mayores. A diferencia de la deforestación, que tiene impactos devastadores en la vida sobre la superficie, el suelo parece ofrecer una protección parcial, lo que permite a sus habitantes resistir temporalmente los cambios ambientales.
Sin embargo, esta resiliencia puede ser engañosa. Aunque el cambio climático ha tenido un impacto limitado hasta ahora en los organismos subterráneos, los efectos a largo plazo son inciertos. La contaminación, por otro lado, continúa devastando el ecosistema subterráneo de manera constante y acumulativa, lo que representa una amenaza más inmediata y grave.
Soluciones posibles y efectos positivos
A pesar de los hallazgos negativos, hay algunas señales alentadoras. El uso de fertilizantes orgánicos y el mantillo han mostrado efectos positivos en el suelo, aumentando el carbono y beneficiando a organismos como las lombrices de tierra. Estos hallazgos sugieren que, con las políticas y prácticas adecuadas, es posible mitigar algunos de los daños causados por la contaminación.
El estudio destaca la necesidad de seguir investigando los efectos a largo plazo de la contaminación del suelo y cómo las interacciones entre los factores ambientales, como el cambio climático y la contaminación, pueden amplificar o reducir sus impactos. «Este es solo el comienzo de un largo camino para comprender completamente los riesgos y las soluciones para la biodiversidad subterránea», afirmó la Dra. Burton.
Agregar comentario