Redacción: Hena M. Andrés Cuevas
Un informe reciente de DNV revela que, aunque las políticas energéticas de Estados Unidos han ralentizado su transición hacia energías limpias, el impulso global hacia la sostenibilidad continúa.

En los últimos años, las políticas energéticas de Estados Unidos han experimentado cambios significativos, especialmente bajo la administración del expresidente Donald Trump. Entre las medidas más destacadas se encuentran la reducción de incentivos fiscales para proyectos de energías renovables y un renovado apoyo a la producción de combustibles fósiles, incluyendo carbón y gas natural. Estas decisiones generaron preocupación a nivel internacional, ya que se temía que ralentizaran el avance global hacia un futuro más limpio y sostenible.
No obstante, un informe reciente de DNV, consultora noruega especializada en energía, señala que aunque estas políticas han desacelerado la transición energética interna de EE. UU., su impacto a nivel global ha sido relativamente limitado. El documento estima que las políticas estadounidenses podrían retrasar la reducción de emisiones de CO₂ en aproximadamente cinco años, con un incremento anual de entre 500 y 1,000 millones de toneladas respecto a las proyecciones anteriores.
Mientras tanto, otros países avanzan rápidamente en la adopción de energías renovables. China se ha consolidado como líder mundial en este sector, estableciendo récords en la instalación de energía solar y eólica. Durante el último año, el país asiático representó el 56% de las instalaciones solares fotovoltaicas y el 60% de las nuevas instalaciones de energía eólica a nivel mundial. Este liderazgo no solo ayuda a reducir emisiones, sino que también fortalece su posición en la exportación de tecnologías limpias a nivel global.
El impulso hacia las energías renovables también se observa en Europa y Asia, donde la preocupación por la seguridad energética y la necesidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles han llevado a implementar políticas más agresivas. Asimismo, América Latina está aumentando inversiones en energías eólicas, solares y de biomasa, con proyectos destacados en países como Brasil, Chile y México.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), aunque las proyecciones globales de crecimiento de renovables se ajustaron ligeramente a la baja debido a los cambios en políticas de EE. UU., se espera que la capacidad mundial de energías limpias se duplique para 2030. India, África y Asia emergente representan áreas de crecimiento significativo, impulsadas por incentivos gubernamentales y la disminución de los costos de tecnología solar y eólica.
La combinación de políticas ambiciosas en diversas regiones, el aumento de la inversión privada y la innovación tecnológica indica que la transición energética global sigue su curso, a pesar de los retrocesos puntuales en algunos países.

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