Redacción: Raquel García
Expertos alertan sobre el retraso energético de México. La demanda supera la capacidad, poniendo en riesgo el suministro por la falta de inversión y la escasez mundial de turbinas.
Especialistas en energía alertan sobre un preocupante retraso en el sector energético de México en 2025, con impactos crecientes en la capacidad de generación, suministro y en la transición hacia fuentes limpias. Expertos señalan que la demanda eléctrica ya supera la capacidad actual, generando apagones programados y poniendo en riesgo la estabilidad del sistema nacional. La falta de inversión oportuna en infraestructura, decisiones políticas y técnicas postergadas por más de una década explican en gran medida esta crisis, que afecta a consumidores residenciales, industriales y comerciales en todo el país.
El retraso se refleja también en demoras significativas en la construcción y puesta en marcha de nuevas centrales eléctricas. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) enfrenta dificultades por la escasez mundial de turbinas de ciclo combinado, piezas clave para generación eficiente. Se estima que pedidos recientes podrían no concretarse hasta 2030, lo que implica un déficit de capacidad en el corto y mediano plazo. Este escenario limita seriamente la posibilidad de cumplir con la demanda creciente y la meta internacional de aproximadamente 50% de energías limpias para 2030, situación que México aún está lejos de alcanzar.
La crisis se acentúa con la aceleración en la demanda energética, en parte impulsada por nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, que requiere centros de datos con alto consumo eléctrico. Este crecimiento inesperado sobrepasa la planificación y provoca estrés en la red eléctrica, aumento de costos operativos y afectaciones en el suministro. Las previsiones apuntan a un incremento continuo en la factura energética para hogares y empresas, con potenciales apagones y mayor incertidumbre en el sector.
Los especialistas coinciden en que la ausencia de claridad regulatoria y los retrasos en la emisión de reglamentos para promover la eficiencia energética y las energías renovables están inhibiendo la inversión privada necesaria. Este factor, sumado a la dependencia actual del 79% de combustibles fósiles, incrementa la vulnerabilidad de México frente a los efectos del cambio climático y la volatilidad geopolítica del mercado energético mundial.
Para garantizar un suministro sostenible, México debe impulsar reformas con premura y adoptar modelos más integrales. Esto debe incluir una mayor colaboración del sector privado, una diversificación de las fuentes de energía y la adopción de tecnologías limpias. En resumen, el retraso en la modernización y generación de energía ha creado una crisis multifacética que exige respuestas inmediatas en materia de inversión, marco regulatorio y transición tecnológica para evitar colapsos y asegurar un futuro energético seguro.
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