
Redacción: Guicel Garrido
El pozo Lomas del Olmedo X-10, abandonado por la empresa President Petroleum tras su quiebra, emana líquidos y gases tóxicos sin control en Puesto Guardián, Salta.
Un devastador desastre ambiental ha convertido un área vital del bosque nativo salteño en lo que la organización Greenpeace ha calificado como el “Chernóbil argentino”. Se trata del pozo petrolero abandonado Lomas del Olmedo X-10, ubicado en Puesto Guardián, que ha desatado una crisis de contaminación con consecuencias fatales para la flora, la fauna y las comunidades cercanas.
El pozo, que fue explotado durante casi tres décadas por la corporación británica President Petroleum S.A., fue abandonado hace dos años. La situación se agravó drásticamente después de que la empresa fuera declarada en quiebra en agosto, dejando la explotación como “tierra de nadie”. Esta desidia empresarial ha provocado la fuga incontrolada de líquidos y gases tóxicos a alta presión, contaminando más de 20 hectáreas de un área declarada como Ecosistema Prioritario para la Conservación.
Greenpeace Argentina viajó al lugar para documentar el desastre, encontrándose con un paisaje de desolación. Matías Arrigazzi, especialista en biodiversidad de la organización, relató que el acercamiento solo fue posible utilizando una máscara protectora. “Estamos rodeados de naturaleza muerta, todo está muerto,” sentenció Arrigazzi, describiendo un ambiente con un “olor nauseabundo” y un “ruido que aturde” provocado por el gas que escapa.
Los efectos biológicos son catastróficos. Se estima que al menos 350 animales han muerto, y el aire se ha vuelto irrespirable. La contaminación amenaza a la rica biodiversidad local, que incluye especies clave como el oso hormiguero, el pecarí labiado, el ocelote y diversas aves amenazadas como el águila coronada.
El impacto no es solo ecológico. La fuga de fluidos y gases ha generado una densa nube tóxica, obligando al desplazamiento de familias enteras que dependían del ecosistema y cuyas napas de agua están siendo contaminadas. Además, la emisión intensificada de gases inflamables aumenta el peligro de incendios forestales en el Chaco Seco y la Selva de Yungas.
Mientras los habitantes exigen acciones urgentes, la empresa responsable se ha retirado sin ofrecer solución alguna. Frente a este panorama de destrucción irreversible, Greenpeace ha puesto en marcha una campaña de recolección de firmas, haciendo un llamado a la ciudadanía para presionar a las autoridades provinciales y nacionales a intervenir de inmediato para cerrar el pozo y garantizar la recomposición del área afectada. El mensaje es claro: la falta de regulación y mantenimiento está costando la vida de cientos de especies y la habitabilidad de la región
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