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¿Puede el reloj biológico ayudar a curar? 

Oana Salazar, de actitud megalópolis.com, publica una interesante nota respecto de la cronoterapia y sus usos naturales y particulares en cada persona. 

Señala datos acerca de las investigaciones en animales y luego en humanos, de las que determinan que el ritmo día-noche, no es más que una simple respuesta al mundo exterior. 

“Hay un conjunto de relojes en el organismo que están ahí para optimizar su funcionamiento: eso se llama sistema circadiano”, resume a AFP Claude Gronfier, investigador en el Instituto Nacional de Salud y de Investigación Médica (Inserm), organismo público francés dedicado a la salud humana. 

Aunque el tema no es nada nuevo, lleva siglos en la mente de los hombres de ciencia, ya en 2017 se otorgó un Premio Nobel de medicina a tres científicos. 

Los estadounidenses Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young fueron reconocidos con el premio Nobel de Medicina de 2017 «por sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano». La vida en la Tierra se adapta a la rotación de nuestro planeta. 

“Existen relojes en el hígado, en el corazón, en el pulmón, en el riñón, en la retina…”, enumera Gronfier. 

Comprensión del dolor 

Y ya se sabe que estos relojes tienen efectos muy variados. Un estudio dirigido por Gronfier, publicado este verano boreal en la revista Brain, sugiere que la percepción del dolor varía en intensidad a lo largo de 24 horas. 

Y algunos médicos y científicos consideran que se conocen ya bastante bien esos ritmos como para usarlos como instrumento ante varias enfermedades. 

En las enfermedades de Alzheimer o de Parkinson, por ejemplo, es conocido el desajuste del reloj biológico. Pero ahora se sabe que a menudo ese desajuste es anterior a los síntomas y podría por tanto ser una causa evitable más que una consecuencia. 

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