Redacción: Inés Arroyo
El reciente conflicto entre Irán e Israel ha puesto en riesgo el suministro mundial de energía. Irán amenazó con cerrar el estrecho de Ormuz, una ruta vital por donde pasa casi un tercio del petróleo y gas que se consume en el mundo. Esta situación puede causar aumentos en los precios y afectar a países que dependen de estas fuentes.
Actualmente, el 79 % de la población mundial vive en países que importan petróleo. Más de 90 naciones, entre ellas España, Alemania e India, dependen en más del 80 % de importaciones para cubrir su demanda. Esta dependencia genera vulnerabilidad frente a crisis internacionales.
Por eso, las energías renovables son vistas como una alternativa más estable y segura. Estas fuentes pueden producir energía localmente, reduciendo la dependencia de rutas y países inestables. Además, diversificar el suministro fortalece la seguridad energética.
Europa ha avanzado en esta dirección. Tras la crisis con Rusia, aceleró la adopción de energías limpias, que hoy representan el 47 % de su matriz energética. Esto ha mejorado su independencia energética.
Sin embargo, existen desafíos. Un apagón reciente en España y Portugal evidenció la necesidad de mejorar la infraestructura y planificación para integrar energías renovables. También preocupa la dependencia de minerales como el níquel, usados en baterías, cuya extracción tiene impactos ambientales.
A pesar de estos retos, las renovables no conllevan los mismos riesgos que los combustibles fósiles, pues su producción no depende de importaciones constantes sino de inversiones para ampliar capacidad.
Ante la inestabilidad global, avanzar hacia energías limpias es vital para asegurar un suministro estable y proteger a las naciones.
¿Te gustó nuestra nota? ¡Contáctanos y deja tu comentario! AQUÍ
Conoce nuestra red ANCOP Network AQUÍ