La columna del día Deborah Buiza

¿Quién festeja a los papás?

Por Déborah Buiza

El proyecto más grande de un hombre crece en sus sueños, en su corazón

y tiene una voz que constantemente le habla al oído y le dice: “Papá”.

Anticipándome un poco y dada la proximidad del “Día del padre” me di a la tarea de buscar alguna frase para una tarjeta de felicitación, después de buscar y buscar no encontré algo que me gustara, algo que describiera a esos papás que conozco y que admiro, a esos papás que, a pesar de los convencionalismos sociales, miedos personales y demás obstáculos, han desafiado al rol tradicional y le han entrado al ejercicio de una paternidad responsable.

Recuerdo que un año, en una tienda de decoración de fiestas le pregunté a la vendedora si tendría algo para el “Día del padre” y de principio amablemente me dijo que aún no tenían nada, pero al insistir en cuándo llegaría el material me sonrió con una mezcla de sorpresa, ternura y sarcasmo y me respondió “no creo que llegue algo, la verdad ¿quién festeja a los papás?”.

Y que conste que no estoy promoviendo un festejo comercial de gran magnitud, de esos que acaban trivializando, desvirtuando y quitándole la importancia a lo que realmente es; me refiero a visibilizar, reconocer, motivar, valorar y apreciar las actitudes y acciones de aquellos hombres que sí están ejerciendo activamente su paternidad, es decir y señalar “esto es importante, no hay que olvidarlo, hay que promoverlo”, se trata de celebrar (de hacer notar) un hecho que es significativo y trascendente, que marca, que deja huella, ser padre o tener un padre.

La participación activa de los padres en el cuidado y crianza de los hijos, hace una gran diferencia no sólo en los pequeños, sino en él y en su entorno, es una participación en la que ganan todos.

Sabemos que hay hombres que decidieron dejar de lado la posibilidad de ser padres, padres que se esfumaron, que dejaron de lado responsabilidades, obligaciones y derechos, que no quisieron estar o que aun estando físicamente no lo están emocionalmente, padres cuya violencia es el día a día de sus hijos, padres que desconocieron, abandonaron o se limitaron al hecho de sólo proveer, de esos padres no vamos hablar hoy.

Hablemos de esa nueva generación o tipo de papá que anda por ahí, desvelado y cansado por cambiar pañales y dar tomas de leche en la madrugada, que faltan al trabajo por cuidar pequeños enfermos, que pasean orgullosamente a sus hijos en la carriola o en “canguro”, quienes llevan a sus hijos al colegio o a la guardería (y ya más grandes a las actividades extra curriculares, a ver a la novia o a las fiestas), esos que se involucran, no sólo en las actividades sociales o deportivas o en aquellas que les gustan, sino que intentan conectar emocionalmente y cuidar en todos los niveles a sus familias.

Hablemos de esos hombres que están resignificando su masculinidad y el papel que quieren desempeñar como papá para sus hijos e hijas (incluso que están participando de la crianza de pequeños que no llevan su apellido o su sangre pero que sí tienen un vínculo por la relación que tienen con su madre), de esos que se cuestionan el cómo están ejerciendo su paternidad, que le entran al tema de la crianza, que no creen que son perfectos y que desde lugares que no conocen, que incluso les da miedo, todos los días lo intentan.

Reconozcamos su labor, motivemos su participación, digámosles que lo que hacen es muy valioso no sólo para las infancias de su entorno, que la sociedad entera requiere que lo sigan haciendo, más y cada vez mejor. Tienen que saber que donde hay un padre activo, participativo, responsable y amoroso hay una familia más feliz.

¡Celebremos! Celebremos la valentía de ser papá activo y participativo, a pesar del trabajo, el cansancio, las obligaciones, las distancias, los mitos, tabúes, los machismos, las actividades y los recursos limitados. Visibilicemos a los papás que con todo y a pesar de todo, ahí están, necesitamos que sean el ejemplo para otros y con ello ir desplazando la dolorosa realidad de las ausencias paternas que tantas heridas han dejado.

Si hay una imagen que me gusta, es la de un hombre llevando a su pequeño en brazos a algún lado, cuando los miro me gusta pensar que algo está cambiando y que es para bien, y no está fácil, pero lo están intentando, hay mucho por hacer y es tema por trabajar en muchos ámbitos y niveles, pero algo se está moviendo.

Ser papá en estos tiempos implica una deconstrucción y reconstrucción cotidiana, la satisfacción de la creación de un nuevo mundo, un proyecto que nace de sueños y de corazón, una labor que vale el esfuerzo para siempre.

Mi reconocimiento y felicitación a los papás que contribuyen y hacen significativa la vida de sus pequeños y de sus familias. Me declaro su fan.