Redacción Marlone Serrano
El aumento del gasto militar en el mundo, liderado por los países miembros de la OTAN, podría generar hasta 200 millones de toneladas adicionales de emisiones de gases de efecto invernadero al año, según un estudio reciente del Conflict and Environment Observatory (CEOBS), difundido por The Guardian. Esta tendencia pone en entredicho los esfuerzos internacionales por combatir la crisis climática y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El costo climático del rearme global
El estudio de CEOBS alerta que el creciente rearme militar, impulsado por conflictos en regiones como Gaza, Ucrania, Sudán y Myanmar, está contribuyendo no solo a tensiones geopolíticas, sino también al deterioro ambiental. Se estima que los ejércitos del mundo ya son responsables del 5.5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y esta cifra podría aumentar conforme los países asignan más recursos a sus fuerzas armadas.
“La seguridad inmediata se está priorizando a costa de la seguridad climática de largo plazo”, advirtió Ellie Kinney, investigadora y coautora del informe. Para Kinney, la expansión del gasto en defensa, lejos de disuadir conflictos, podría agudizar la competencia por recursos escasos en contextos de crisis climática, como sucede en Darfur o el Ártico.
Europa refuerza sus arsenales
El caso de Europa es emblemático. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, el gasto militar de la Unión Europea aumentó más de un 30% entre 2021 y 2024, alcanzando los 326 mil millones de euros. Con el plan ReArm Europe, se planea inyectar 800 mil millones de euros adicionales, acercándose al umbral del 2% del PIB establecido por la OTAN.
Un modelo energético insostenible
El informe también denuncia la “alta intensidad energética” de la producción y operación de equipos militares, alimentados principalmente por combustibles fósiles. A pesar de algunos avances en tecnologías verdes, el estudio señala que las innovaciones en materia de bajas emisiones en el sector militar siguen siendo limitadas.
Un llamado a la paz sostenible
El rearme global, lejos de garantizar la paz, amenaza con socavar los esfuerzos climáticos a nivel mundial. En palabras de CEOBS, “la militarización creciente del planeta está en contradicción directa con la necesidad urgente de una transición ecológica”. El estudio concluye que es necesario replantear las prioridades internacionales, apostando por una paz “desarmada y desarmante”, donde la seguridad no se construya sobre los cimientos del carbono.